Miguel Ángel M. R. entregó una carta a sus hermanos un mes antes de suicidarse en los baños de la cárcel. La destinataria de la misiva es la madre de Sara Morales, la niña desaparecida en Las Palmas de Gran Canaria hace más de dos años, y en ella el violador de la furgoneta blanca se exculpaba ante la familia Morales de lo que pueda haberle ocurrido a la joven.

Según los familiares de Miguel Ángel, en la carta también se anima a la madre de Sara a que continúe buscando a su hija, al tiempo que le recomienda expresamente que siga ejerciendo presión para encontrarla.

Además, el presunto violador dio instrucciones para que sus hermanos entregaran la misiva a la madre de Sara en el caso de que a él le pasara algo, extremo que sus hermanos tienen la intención de cumplir una vez que transcurra el duelo, según confirmó ayer el abogado de Miguel Ángel, Cristóbal Díaz.

Miguel se ahorcó el pasado jueves con una sábana, que previamente anudó a modo de cuerda a unas rejas de los baños de Salto del Negro. Antes había escondido la sábana en la bolsa de aseo que usaba para ducharse. El juez decretó su ingreso en la cárcel hace tres meses, tras imputarle más de una veintena de delitos que estaban siendo investigados. Tanto la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias como los datos preliminares de la autopsia confirman que la causa de muerte fue "suicidio por ahorcamiento".

CUELLO ROTO. El cuerpo de Miguel no presentaba ningún signo de violencia externo. Se cree que falleció al partirse el cuello tras impulsarse desde un muro, aunque la causa concreta de la muerte la aclarará el informe forense, que previsiblemente estará terminado para la próxima semana.

El letrado de Miguel sostiene que su defendido le había manifestado en varias ocasiones que "se quería matar" y que por ese motivo la dirección del centro penitenciario le había sometido a vigilancia. "Tenía a un funcionario siempre encima de él", añadió Cristóbal Díaz. Según el abogado, ese protocolo para evitar un posible suicidio finalizó el pasado lunes.

Sin embargo, en el juzgado que instruye la causa contra el presunto violador nadie tenía constancia de esas intenciones suicidas, según han corroborado fuentes judiciales.