El cuerpo sin vida de Miguel Ángel M. R., conocido como el presunto 'violador de la furgoneta blanca', recibió sepultura sobre el mediodía de ayer en el cementerio capitalino de San Lázaro, después de que fuera encontrado ahorcado el pasado jueves, 22 de enero, en uno de los baños del patio de la prisión provincial de Salto del Negro. La familia de Miguel Ángel optó por respetar su última voluntad, enterrándole junto a su madre, fallecida hace varios años, un deseo que éste había expresado a sus más allegados en varias ocasiones.

Sus dos hijos, su padre y sus hermanos se mostraban ayer desolados por su muerte. La familia, a excepción de su mujer, que decidió iniciar los trámites de divorcio, le prestó en todo momento su apoyo, convencidos de que él no era el responsable de todas las violaciones que le imputaba la autoridad judicial. Aunque también se mostraban partidarios de que si se comprobaba que era culpable debía afrontar su deuda con la Justicia.

Miguel Ángel M.R. había defendido siempre su inocencia, aclarando que no habían existido agresiones sexuales, sino relaciones consentidas con las mujeres que le identificaban como el 'violador de la furgoneta blanca'. Además, negó cualquier vinculación con la desaparición de Sara Morales. De hecho, entregó a una de sus hermanas una carta para que le fuera remitida a la madre de Sara Morales, en el caso de que a él le ocurriera algún percance. En la misiva volvía a exculparse y animaba a la familia de la niña a seguir adelante en su búsqueda.

22 DELITOS. Casi un centenar de personas, entre ellas familiares y amigos, dieron ayer el último adiós a Miguel Ángel M. R., vecino de Lomo El Chinche, que hace tres meses fue detenido en su domicilio y, posteriormente, imputado como supuesto autor de al menos 22 delitos. Tras su detención, la imagen de Miguel Ángel ocupó las portadas de los más importantes medios nacionales con la cara cubierta por un casco de motorista y con el resto de su cuerpo oculto con una manta azul.

Así lo decidió el magistrado instructor del caso, Tomás Martín, con el propósito de evitar que fueran invalidadas, a posteriori, las ruedas de reconocimiento de las supuestas víctimas. Ahora se espera el resultado de las pruebas de ADN cotejadas con pruebas biológicas tomadas a las víctimas.