El cabo Aníbal Ramos Alonso, de 33 años, militar del Regimiento de Infantería número 9 con guarnición en Puerto del Rosario, falleció en la noche del jueves al ser alcanzado por un vehículo militar en el campo de tiro y maniobras de Pájara.

Aníbal era militar profesional desde hace varios años y se encontraba realizando servicio de vigilancia en el citado recinto militar. Sobre las nueve y media de la noche se encontraba tripulando un Vatmtac blindado, un vehículo de alta movilidad táctico, y se dirigía hasta la valla de acceso al campo de tiro para facilitar la salida de una ambulancia que transportaba hasta la capital de la isla a un soldado herido. El infortunio se alió con el joven militar, ya que, al parecer, cuando trataba de abrir la barrera, el vehículo comenzó a coger velocidad y lo arrolló en su alocada carrera impactando sus ruedas sobre su cabeza, por lo que falleció en el acto.

Si bien el Ejército ha abierto una investigación para conocer los detalles del trágico accidente se especula que se soltó accidentalmente el freno de mano del vehículo y que el cabo, un experto en la conducción de este tipo de vehículos, pudo enredarse en los alambres de la valla al intentar esquivar el impacto del vehículo, lo que provocó que estuviera en el suelo cuando las ruedas le destrozaron la cabeza.

Aníbal había elegido la carrera militar por auténtica vocación y murió como quería, en acto de servicio y con el uniforme del Ejército español, al que servía desde hace años como militar profesional.

Estuvo en una misión de paz en Bosnia durante seis meses, donde fue condecorado por su labor profesional y se preparaba para trasladarse también en una misión humanitaria a Afganistán. Para ello, se desplazó hace algunas semanas hasta Inglaterra para participar en unas jornadas de preparación.

Tras conocerse la noticia, una embajada militar, a cuyo frente se encontraba el teniente coronel Rosell, se desplazó hasta el domicilio del infortunado cabo para comunicar a sus padres, Manuel Ramos y Josefa Acosta, el fatal desenlace.

El dolor era patente no sólo en el pueblo de Antigua, de donde era natural, sino de toda la isla y de los propios mi-litares del Regimiento de In-fantería Soria. Todos sus compañeros coincidieron en reconocer "el gran compañerismo del cabo Ramos, que murió como vivió, trabajando". Hoy a las 11.00 horas será el acto fúnebre en el cuartel militar y la despedida del cabo Ramos.