Al igual que ocurriera el año pasado, un incendio en las proximidades de Cazadores la noche del pasado martes volvió a abrir la temporada de incendios forestales en Gran Canaria. En esta ocasión, el fuego calcinó un total de 15 hectáreas de monte bajo (el equivalente a otros tantos campos de fútbol) en las zonas conocidas como Lomo de Los Conejos y Hoya de la Perra. Las llamas obligaron a desalojar a cinco familias de sus viviendas y cuevas. En total, una quincena de personas fueron sacadas de sus casas "como medida preventiva", señalaron ayer fuentes de la Policía Local de Telde.

La Guardia Civil investiga ya si el siniestro fue provocado habida cuenta de la hora en la que éste comenzó y los antecedentes de la zona, donde se han producido al menos otros cinco incendios de similar o menor importancia en los tres últimos años.

La voz de alarma saltó sobre las 23.30 horas, cuando un vecino de Cazadores alertó a los servicios de emergencia al descubrir cuando se dirigía a su vivienda el fuego, que era visible incluso desde la zona baja de la Isla. "Al principio pintaba mal porque las llamas se habían propagado y avanzado muy rápido debido al viento", señaló Francisco Rodríguez, quién junto a varios agentes acudió a la casa de los vecinos para evacuarlos.

Más de un centenar de efectivos -entre miembros de Medio Ambiente del Cabildo, bomberos del consorcio, agentes de las policías locales y de Protección Civil de Ingenio y Telde y la Guardia Civil- se trasladaron al lugar de los hechos e iniciaron las labores de extinción, que se prolongaron casi cinco horas. A las dos de la mañana del miércoles el fuego quedó controlado, según apuntó in situ el concejal de Protección Civil de Telde, Juan Martel. Sobre las cuatro las llamas se dieron por apagadas.