La niña de 11 años que permanecía desaparecida desde el pasado 22 de agosto en Argentina, y cuyo caso mantuvo en vilo a todo el país y a las fuerzas de seguridad, apareció el pasado miércoles muerta en la cuneta de una autopista a las afueras de Buenos Aires.

"Por Dios, me mataron a mi hija", afirmó Carola Labrador, la madre de Candela Rodríguez, al reconocer el cuerpo de la niña a un costado del Acceso Oeste, a la altura de la localidad bonaerense de Villa Tesei, relataron los portavoces.

El hallazgo de los restos se concretó a raíz de un aviso de una recolectora de residuos que pasaba por la zona, lo que motivó un amplio operativo policial al que se sumó el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli. Poco antes de que se confirmara la identidad del cuerpo, el fiscal general de la localidad bonaerense de Morón, Federico Nieva Woodgate, quien tiene jurisdicción sobre Hurlingham, anticipó a la televisión local que se encontraron los restos de una menor "dentro de una bolsa, desprovisto de ropa y con la cara destrozada".

La niña había sido vista por última vez a pocas calles de su casa, a las afueras de Buenos Aires, el pasado 22 de agosto, después de que saliera de su casa para encontrarse en una esquina cercana con unas compañeras de un grupo de niños exploradores.

Fuentes del caso dijeron que la madre recibió llamadas antes del hallazgo del cuerpo en los que se la intimidaba a pagar una deuda para que la niña fuera liberada. "Devolvé la plata o la mato", indicó un hombre en una llamada cuya grabación fue divulgada por el canal C5N.

Dos millares de policías, varios perros rastreadores y dos helicópteros participaron en estos días de más de un millar de operativos infructuosos de búsqueda de la menor desaparecida en la localidad de Villa Tesei, partido de Hurlingham.

En su primer contacto con la prensa tras la aparición del cadáver de la pequeña, Carola Labrador aseguró ayer que no va "a parar hasta que aparezca el verdadero culpable" del crimen.