Después de seis noches sin saber de ella, Erika Afonso y Juan Carlos Godoy han puesto fin a lo que fue para ellos una pesadilla. "Estamos contentos, muy contentos por el hecho de que la encontraran bien", dijo a este periódico el padrastro de Suleima Mendoza, poco después de recibir la llamada de los agentes que localizaron a la menor.

Las lágrimas y los abrazos a Sule -su apelativo familiar- fueron abundantes y se repitieron cuando, por fin, la chica terminó de declarar ante la policía y se disponía a salir a la calle, acompañada por sus padres, hermanos y otros familiares y amigos. Gran parte del tiempo, sobre todo al salir del edificio y al atender a los medios de comunicación, estuvieron abrazados Juan Carlos Godoy y ella.

El compañero sentimental de Erika Afonso, madre de la menor, afirmó el domingo a este periódico: "Quien la tenga que nos la entregue". Durante los seis días que no supieron dónde estaba Suleima los temores y malos pensamientos se acrecentaron. La progenitora repitió en varias ocasiones: "Deseo que esto acabe cuanto antes. Estoy cansada y quiero saber dónde está".

Erika y Juan Carlos, que residen en Los Tarahales con seis hijos -dos de la primera relación de ella, siendo Suleima una de sus dos hijas; otros dos de él; y dos más en común-, hicieron una extensa campaña en la que solicitaron la colaboración ciudadana para saber el paradero de la menor. Siempre estuvieron atentos a que una llamada telefónica les diera la noticias que ayer recibieron: Suleima estaba sana y salva.