El abogado que defiende a Sergio G.M., acusado de asesinar a su exnovia de 82 puñaladas en su domicilio de Brunete, ha alegado en la primera sesión del juicio que el crimen se sitúa en "un desorden interior" que padece el agresor desde la infancia por el suicidio de su padre cuando tenía tres años, lo que le provocó un trastorno de personalidad agravado con el consumo de drogas.

La Audiencia Provincial de Madrid ha arrancado este martes el juicio contra Sergio G.M., de 37 años, con la elección de los nueve miembros del Tribunal de Jurado, seis hombres y tres mujeres, y los dos suplentes, que enjuiciará los hechos producidos el 21 de enero de 2010.

Según el fiscal, Ivana S.F., de 32 años, murió de 82 puñaladas días después de comunicar a Sergio G.M. su intención de romper la relación, un hecho que éste no aceptó. La víctima estaba divorciada y tenía la custodia de sus dos hijos, de 10 y 11 años. Su agresor declarará mañana.

Antes de la vista, varias decenas de mujeres vestidas de negro se han concentrado a las puertas de esta sede judicial en homenaje a las víctimas de la violencia machista y para reclamar que recaiga "la máxima Justicia" sobre el asesino de la víctima. Las mujeres forman parte de diversas asociaciones nacionales en contra de la violencia de género.

En la primera sesión, las partes han expuesto a los miembros del Jurado Popular sus respectivas acusaciones contra el procesado, quien no recuerda nada de lo sucedido. El fiscal solicita veinte años de prisión por un delito de asesinato, con la agravante de parentesco, mientras que su defensa reclama que se le interne en un centro psiquiátrico por su enajenación mental.

En su exposición, el representante del Ministerio Fiscal ha recalcado que el agresor estaba en plenas facultades volitivas y cognitivas para ser consciente de lo que estaba haciendo, tal y como determinaron los forenses psiquiátricos que le examinaron tras su detención.

Así, ha subrayado que la calificación jurídica de asesinato queda acreditada por el ensañamiento que causó sobre la víctima al propinarle un total de 82 puñaladas, una de ellas en el corazón, y su conducta alevosa al impedir que pudiera defenderse.

Carencias afectivas

Por su parte, la defensa del acusado ha reclamado al tribunal que valore las circunstancias que rodearon el crimen y que no obvien que su cliente sufre un trastorno de personalidad causado por "la baja tolerancia a la frustración y a sus carencias afectivas" debido a que su padre se suicidio con un arma cuando él tenía tres años.

"Mi cliente sufre un desorden interior desde la infancia que le hace no poder controlar sus impulsos", ha recalcado el letrado y ha agregado que la víctima fue la persona que le llevó al consumo de cocaína desde que se conocieron en un centro de psiquiátrico.

El abogado de la acción popular, que representa a la Federación de Mujeres Separadas y Divorciadas, ha recordado que el encausado estaba ya condenado por quebrantar una orden de alejamiento respecto a su primera mujer y por intentar atropellar a sus suegros.

"Tenía voluntad para hacerla daño. Le cortó la traquea para que no chillara", ha destacado al tiempo de resaltar que la última puñalada se la asestó en el corazón para asegurarse su muerte, lo que acredita el sufrimiento de la fallecida.

Asimismo, la abogada que defiende a los padres de Ivana ha reseñado que su agresor "sabía perfectamente lo que hacía cuando la mató", por lo que pide que se le condene a veinticinco años de prisión. "No sólo la mató, sino que le causó más dolor del necesario. Lo pensó, lo quiso y lo hizo", ha aseverado.

Según el fiscal, el procesado había mantenido una relación sentimental análoga al matrimonio con la víctima, con quien convivió hasta septiembre de 2009.

Sobre las 13 horas del 21 de enero de 2010, el acusado atacó a su pareja con un arma blanca y ésta intentó escapar sin éxito. Tras tirarla contra el suelo, el hombre asestó a la víctima hasta un total de 82 puñaladas, lo que le provocó la muerte inmediata