Los padres de los niños de 11 y cinco años cuyos cadáveres fueron encontrados ayer en una vivienda de Santa Cruz de Tenerife recibieron tratamiento psiquiátrico hace siete años en un hospital de la Isla, según informó a Efe la Policía Nacional.

La madre de los dos niños, Sonia P. B., de 40 años, que fue detenida por los agentes de la Policía Local de Santa Cruz de Tenerife, podría haber recaído en una depresión, según manifestó a la Policía Nacional su hermana y tía materna de los niños muertos.

Por otro lado, en las proximidades de la vivienda, los residentes no salían de su asombro y apuntaban hacia la pareja de la presunta autora del doble crimen. "El hombre que convivía con Sonia no era de fiar", sentenció. Ese extremo es el que ahora tratan de averiguar los investigadores, además de descubrir qué hacía en la tarde de ayer en el interior del domicilio donde fueron hallados los cadáveres de Joseba y Tindaya.

Precisamente, un vecino se puso anoche en contacto con el periódico La Opinión de Tenerife para señalar que ambos niños eran muy dicharacheros, en particular Tindaya. "Yo los veía pasar todos los días delante de mi negocio. Iban a una tienda a comprar chucherías. No me puedo creer que esto haya pasado al lado de mi casa", sentenció.

Secreto de sumario

La comisión judicial llegó al domicilio sobre las 18.50 horas de ayer y permaneció en su interior apenas una hora escasa. Poco después, la titular del juzgado de guardia de Santa Cruz de Tenerife ordenaba el levantamiento de ambos cadáveres y su posterior traslado hasta el Instituto de Medicina Legal para la práctica de la autopsia, al tiempo que decretaba el secreto del sumario.

Ayer los investigadores se afanaban en interrogar a todo el vecindario para poder reconstruir las últimas horas de vida de Tindaya y Joseba. Según relató otro vecino, parece ser que fue la propia Sonia la que llamó a su compañero sentimental, J. P. D., el cual se presentó en el domicilio donde ocurrieron los hechos. Al llegar, supuestamente esta persona creyó escucharle: "¿Pero qué hiciste hija puta?"

J. P. D. presuntamente intentó quitarse la vida ahorcándose en un patio interior, pero la tabla que lo sostenía se vino abajo. Ha sido precisamente este detalle el que ha hecho dudar a los agentes de su versión de que no sabía nada de los pequeños. "¿Qué hacían si no dos adultos en una vivienda donde 48 horas antes dos niños yacían sin vida?"

A partir de ese momento se desatan las conjeturas, ya que entre la pareja se pudo producir una pelea que acabó con el resultado conocido. El varón, además, presentaba un traumatismo torácico como si se hubiese precipitado desde lo alto de una escalera y Sonia tenía numerosos cortes por todo el cuerpo. En el domicilio unos cables de la luz colgaban del techo.

Los abuelos maternos

Los abuelos maternos de los niños se enteraron poco después de que la policía hubiese descubierto los cadáveres de ambos. La abuela sólo repetía que quería ver a los niños, pero la hermana de Sonia decidió llevarse a ambos del lugar.

Mientras, también fuera del domicilio situado en la calle Primera de Armería de Santa Cruz de Tenerife, otra familiar de los niños gritó: "Ésa ha sido la loca" al acudir a la citada vía, donde aún se esperaba en esos momentos que el juez ordene el levantamiento de los cuerpos de los menores fallecidos.

También se personó en la citada vía el padre del otro menor, quien, preso de un ataque de ansiedad, preguntó: "Dónde está mi niño, dónde está mi hijo", antes de que tuviera que ser atendido por agentes de la Policía Nacional y por el personal del Servicio de Urgencias Canario (SUC).

El hombre acudió al domicilio en el que perdió la vida su hijo acompañado de más familiares, que trataron de calmarle, aunque no pudieron impedir que comenzara a gritar preguntando por él.

En el interior de la casa, un inmueble de dos plantas que ya se encontraba adornado con motivos navideños, un perro yorkshire tiritaba. Una agente de la Policía Local de Santa Cruz lo tomó en brazos y lo condujo hasta las dependencias de este cuerpo en la avenida Tres de Mayo donde personal de la perrera municipal se encargó del mismo. El animal fue testigo del triste final que le supuestamente les deparó la madre a sus hijos.