La titular del Juzgado de Guardia de Santa Cruz de Tenerife imputó ayer a Sonia Aurelia Prieto Beltrán, de 40 años, dos delitos de asesinato con el agravamiento de parentesco, y a Jesús Cristo Ponce López, de 54, su pareja, dos delitos de asesinato en calidad de inductor material y cooperador necesario, según informó el Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC), en un comunicado.

La magistrada tomó ayer declaración a la madre de los dos niños, Tindaya, de 11 años, y Joseba, de cinco, hallados muertos el pasado martes en su casa del barrio de Vistabella, en la capital tinerfeña, y decretó para ambos el ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza. La juez decidió levantar el secreto sumarial de las actuaciones.

Sonia Aurelia, que presentaba un aspecto muy desmejorado, fue trasladada primeramente a las dependencias de la Brigada de Homicidios del Cuerpo Nacional de Policía desde el Hospital Nuestra Señora de la Candelaria, donde se encontraba ingresada, para tomarle declaración. Poco después fue conducida al palacio de Justicia, donde confesó ante la juez que ella había sido la autora material de las muertes de sus dos hijos, tal y como afirmó ante la Policía Local en el mismo momento en que fue arrestada en su casa la jornada del pasado martes.

Para evitarles sufrimientos

Su explicación fue que acabó con la vida de los niños para evitarles sufrimientos. Una vez finalizó su declaración, que apenas duró una hora, la juez, a la vista de su testimonio y de las pruebas recogidas por la Policía Científica y el Grupo de Homicidios le comunicó la imposición de la pena de prisión preventiva.

A mediodía, un furgón celular de la Guardia Civil conducía hasta la prisión de Tenerife II a Sonia Aurelia. La mujer fue trasladada hasta el módulo de ingresos y de ahí pasó a la enfermería.

En cuanto a Jesús Cristo Ponce López, de 54 años, padre del pequeño Joseba, la juez le acusa de ser el cooperante necesario e inductor, ya que probablemente fue él la persona que suministró los calmantes con los que presuntamente su compañera sedó a los pequeños antes de matarlos. Esta circunstancia se considera necesaria para que el delito se produzca, ya que sin su concurso las muertes tal vez no se habrían producido. Además, según el auto judicial no hizo nada por evitar el asesinato ni tampoco alertó a la policía ni a los servicios de emergencia.