"No han temido por sus vidas. Han llegado bien al puerto de Mahé, en Seychelles. Se trasladarán en avión a Roma, donde amanecerán", manifestó ayer la familia del matrimonio Guillermo Cáceres y Josefina Udina, que viajaban, junto a otro dos grancanarios, a bordo del crucero Costa Allegra, el cual arribó ayer a la mayor de las islas del archipiélago de Seychelles.

El barco llegó al puerto de Mahé a las 04.00 hora canaria de ayer, aunque después se necesitaron más de dos horas para acercarlo al muelle. Los pasajeros comenzaron a desembarcar a partir de las 08.00 horas.

Todos los pasajeros, 627, y los tripulantes, 413, llegaron en "buen estado de salud", como aseguró la naviera Costa Cruceros, después de haber estado en el buque tres días sin electricidad a causa de un incendio en la sala de generadores, siendo remolcado por un pesquero francés y dos remolcadores.

Los pasajeros italianos del Costa Allegra explicaron ayer que ha sido duro ante la falta de agua y electricidad, pero que han estado bien atendidos. También se mostraron satisfechos del trato y el comportamiento del capitán, Nicolò Alba.

La consignataria ofreció a los pasajeros continuar de vacaciones una o dos semanas en el archipiélago con todos los gastos pagados por la compañía, así como el vuelo de regreso a casa. Unos 375 pasajeros aceptaron esta propuesta, entre ellos nueve de los 14 españoles que viajaban en el barco, que compraron sus billetes en la capital grancanaria (4), La Coruña (2), Cádiz (2), Vic (2), Ibiza (2), Girona (1) y Madrid (1).

Dos de los cuatro pasajeros canarios, Guillermo Cáceres, de 72 años, y Josefina Udina, de 68, tomaron anoche un avión en Seychelles con destino a Roma, donde tenían previsto aterrizar en la mañana de hoy, según indicaron fuentes familiares. "Están bien, que es lo más importante y ya no estamos preocupados. Volverán por Roma, pero no sabemos cuándo llegarán a la Isla", afirmó un allegado, aunque según lo previsto podrían aterrizar en Gran Canaria durante el día de hoy.

Lanchas

El incendio del pasado día 27 en la sala de generadores del crucero fue extinguido en menos de una hora, "pero los pasajeros estaban alertados para abandonar la nave en las lanchas salvavidas si hubiera sido necesario". Así lo afirmó ayer el comandante del barco en una rueda de prensa.

Tras el incendio, "el crucero pudo navegar durante 24 horas mediante un motor diésel de reserva alimentado con baterías pero tras 3 o 4 horas sufrió una avería que no fue posible reparar y después, permaneció durante otras 24 horas sin ningún tipo de propulsión". Nicolo Alba aseveró que "cuando quedamos sin energía eléctrica supimos que estaríamos en una situación incómoda, pero no se pudo hacer de otra manera".