Los vecinos y amigos de Isabel, la madre del niño fallecido, no podían creerse ayer que su exmarido había matado al menor de los hijos y se había suicidado con el cuerpo sin vida del menor en el interior de su coche. La historia era demasiado truculenta para ser cierta. Sin embargo, los datos de la investigación apuntaban en esa dirección.

La profesora de clases particulares de Daniel y de su hermano mayor, Juana Teresa, aseguró que el pequeño era "un encanto de niño, un sol". Ella, que llevaba dándoles clases bastante tiempo a sus hijos y que conocía la relación turbulenta que mantenía con su expareja, Francisco Javier B. C., se deshizo en elogios hacia Daniel: "Era un muchacho sobresaliente, muy educado... adoraba a su madre". Estas mismas palabras eran usadas por los residentes de la calle Murillo, donde vivía su padre, para definir al niño. "Era muy noble; solía venir mucho a mi casa a jugar con mis hijos y algún día se quedaba a comer", dijo Yésica.

Otra de las vecinas de Isabel, Zeneida, que a su vez fue una de las personas que llamó a los servicios de emergencia cuando vio al coche ardiendo desde su ventana, se encontraba muy afectada por lo sucedido. Daniel jugaba mucho con su hijo. "Era muy tranquilo y noble", comentó. "Mi hijo fue el que me avisó de que un coche se quemaba... aún no le he dicho que su amigo ha muerto en su interior, ¿cómo le voy a decir eso a un niño de siete años?", se preguntó apesadumbrada.

Isabel, por otro lado, fue descrita por sus amigas como una persona amante de sus hijos. "Daniel era su ojito derecho", explicó Juana Teresa, que a su vez recordó que había estado en la Asociación de Madres y Padres de Alumnos (Ampa) del instituto. Una de las dependientas que trabaja en una panadería debajo de la casa de ella aseguró que "vivía para sus hijos" y que es una "mujer de su casa... no se merecía que le pasase algo así".

Por venganza

Varios de los vecinos que ayer contemplaban las labores de rescate explicaron el origen de las desavenencias de la pareja. Según ellos, estas comenzaron cuando Isabel pidió la separación a Francisco Javier porque había iniciado una nueva relación con otra persona, en concreto, con el que hasta ese momento había sido el mejor amigo de su marido. Éste, a su vez, era el padrino del pequeño Daniel.

"Fueron a hacerle daño donde más podía dolerle a Isabel", coincidían algunos, mientras los bomberos terminaban de sacar el cuerpo del pequeño. En el buzón de su casa podía leerse el último mensaje escrito que él supuestamente le había dejado: "Puta adúltera".