Un hombre de 51 años se quitó ayer la vida después de asesinar, presuntamente, a su hijo pequeño, de tan solo diez años, de tres puñaladas. El suceso ocurrió en la calle Masca en Los Llanos (Vecindario), donde el supuesto asesino le prendió fuego a su coche -un Nissan Primera- y lo estrelló contra una rotonda justo enfrente de la casa de su exmujer, de la que llevaba separado más de cinco años. En el interior del vehículo, además de encontrarse su cuerpo carbonizado, se halló el de su segundo hijo con las marcas de haber sido acuchillado.

El Centro Coordinador de Emergencias 112 (Cecoes) fue el primero en recibir la alerta. Eran las seis de la mañana y una vecina avisaba de que un vehículo había volcado en la rotonda que está situada en el número 75 de la calle Masca y que se encontraba ardiendo.

En un primer momento, los servicios de emergencias pensaban que se trataba de un accidente. Sin embargo, el testimonio de los vecinos, la historia que contaba la madre y el hallazgo dentro del coche del cuchillo con el que pequeño había sido apuñalado cambiaron el panorama del siniestro.

Francisco Javier B. C., natural de Noia (La Coruña), había decidido suicidarse y con él se llevaba a Daniel, su hijo pequeño. Todo para vengarse de su exmujer, Isabel A. G., también gallega, que se había separado de él hacía cinco años tras iniciar una relación con otra persona y que le había denunciado varias veces por maltrato y por no pasar la pensión para sus dos hijos.

El suceso, según comentaron los vecinos de la zona, comenzó a horas muy tempranas. Francisco Javier llenó el tanque de gasolina del coche y se presentó en casa de su exmujer, donde le dijo a través de la puerta, tras golpearla repetidas veces, según pudo escuchar una vecina: "Asómate para que veas lo que voy a hacer".

A continuación, bajó a la calle, abrió el maletero y le prendió fuego, se montó en el vehículo, dio la vuelta y se estampó contra una rotonda que se encuentra ubicada enfrente de la casa, donde volcó con el coche ya convertido en un infierno de hierro y llamas. Los médicos forenses tratan de averiguar ahora si el pequeño Daniel ya había muerto a causa de las puñaladas o si falleció abrasado en el interior del coche.

Uno de los vecinos de la zona, al escuchar el ruido del accidente y las alarmas de los coches, salió de su casa e intentó auxiliar a las personas que había dentro, pero no pudo abrir ninguna de las puertas.

Al lugar del accidente, tras la alerta del Cecoes, llegaron dos camiones y un todoterreno del parque de bomberos que el Consorcio de Emergencias de Gran Canaria tiene en Arinaga, tres ambulancias del Servicio de Urgencias Canario (SUC): una medicalizada, otra sanitarizada y una tercera de soporte vital básico y agentes de la Guardia Civil y de la Policía Local, que rápidamente acordonaron la zona.

Los sanitarios, tras la extinción del incendio, confirmaron que padre e hijo habían fallecido. En ese momento, comenzaron las labores para extraer los dos cuerpos del interior del vehículo, tarea que se alargó hasta las 11.45 horas porque agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil y la juez del Juzgado de Instrucción número 2 de San Bartolomé de Tirajana comenzaron la investigación para esclarecer los hechos. Así, los forenses analizaron de manera preliminar los cuerpos cuando todavía se encontraban en el interior del vehículo.

Los bomberos tuvieron que quitar el bastidor y cortar la puerta trasera y delantera del lado del acompañante para acceder a los cadáveres carbonizados, que, además, se habían quedado pegados a los asientos por efecto del calor, precisaron fuentes del operativo.

Los agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil, tras descubrir las marcas de arma blanca en el cuerpo de Daniel, acudieron a casa de su padre, en Vecindario, para averiguar qué había sucedido. En el interior del inmueble encontraron restos de sangre, presumiblemente del menor, aseguraron fuentes cercanas al caso.