Minerva M., una mujer grancanaria afincada en Múnich (Alemania) con su marido, Nicky L., y su hijo pequeño de cuatro años, había planeado su fuga durante varias semanas. La situación en su hogar se había hecho insostenible. Atrapada en una supuesta escalada de malos tratos psicológicos, vejaciones e insultos, solo deseaba refugiarse en la casa de sus padres -en la Urbanización Tres Palmas- y denunciar lo que se había transformado en una vida insufrible. Sin embargo, los peculiares engranajes de la justicia le han jugado una mala pasada y hoy será trasladada a la Audiencia Nacional, donde se decidirá si debe ser extraditada a Múnich, donde su esposo se ha querellado contra ella por el secuestro de su hijo pequeño.

La historia de Minerva (26 años) parece sacada de un guión amargo de los Hermanos Marx de película ya que la cadena de equívocos y quiebros que le han llevado a pasar las últimas 48 horas en el calabozo de la Jefatura Superior de Policía de Canarias son prácticamente increíbles y, sin embargo, ciertos.

Según cuenta la hermana mayor de Minerva, Teresa (36 años), que está peleando en las calles, los juzgados y las dependencias policiales junto con otros miembros de su familia por lograr su puesta en libertad, "ella logró salir de Alemania gracias a un salvoconducto que le preparó el consulado español en Múnich cuando les explicó lo que estaba viviendo".

"Nicky le había quitado los papeles al niño: libro de familia, DNI, pasaporte, para que no pudiesen irse y amenazaba a Minerva con echarla de casa", cuenta.

Los presuntos "insultos y las vejaciones hacia mi hermana, en presencia del pequeño, se habían convertido en una rutina difícil de soportar", asegura su hermana. "Le había quitado cualquier tipo de medio para comunicarse con nosotros y la mantenía constantemente vigilada para que no nos contase nada", destaca.

Minerva pidió consejo en el consulado español y a abogados que, según cuenta su familia, "le recomendaron que se marchase del país ya que llevaba menos de ocho meses en él y denunciase lo que pasaba en los tribunales españoles", algo que hizo en julio.

Nada más llegar a Gran Canaria con el niño presentó una demanda por malos tratos, pero el Juzgado de Violencia contra la Mujer número 1 de Las Palmas de Gran Canaria se declaró incompetente para conocer el caso por haberse cometido el presunto delito en tierras alemanas.

Además de denunciarle, acudió a una asociación de mujeres maltratadas entre los meses de agosto y septiembre que certificó que tenía el perfil de una mujer que había sufrido maltratos.

En Alemania, sin embargo, su marido la denunció por un delito de sustracción internacional de menores y, mientras en Las Palmas de Gran Canaria, los presuntos malos tratos se archivaban, allí se emitía una orden de detención y extradición que, finalmente, se llevará a cabo hoy.

Detención y reclusión

El pasado lunes 8 de octubre, Minerva acudió al Juzgado de Instrucción 2 de la capital, donde conoció la orden que había cursada contra ella y, el miércoles llevaron al pequeño a la Jefatura Superior de Policía, donde le fue devuelto al padre y ella acabó en los calabozos.

Su hermana hizo ayer ante el juzgado de instrucción una solicitud de habeas corpus para que Minerva pudiese pasar la noche con sus padres antes de ser llevada a Madrid para ser puesta a disposición judicial hoy en la Audiencia Nacional, donde se decidirá si es extraditada o no a Alemania.

Su nuevo abogado, José Domingo Guerra -que comenzó anteayer con el caso- aseguró que la única forma que tienen de detener la extradición es "demostrando, de alguna forma, los posibles malos tratos que ha sufrido". Para ello, Minerva tendrá que presentar ante el juez la denuncia que le fue archivada por malos tratos y los documentos que aseguran que tiene un perfil de mujer maltratada.

"El problema que tiene", asegura su abogado, "es que siguió unos consejos mal dados, ya que si hubiese denunciando los malos tratos en Múnich nada de esto habría pasado".