Un niño de cuatro años perdió la vida ayer después de ser atropellado por un vehículo en la calle Mariano Cáceres, en La Aldea de San Nicolás. El pequeño, cuyas iniciales son O. M. S., fue arrollado cuando cruzaba la vía y se golpeó fuertemente la cabeza, de la que "salió muchísima sangre", afirmaron varios testigos presenciales. El menor fue trasladado al centro de salud del municipio para ser recogido por un helicóptero que debía llevarlo al Hospital Doctor Negrín, pero la gravedad de sus heridas obligó a mantenerlo en tierra mientras los sanitarios trataban de salvarle la vida. Sin embargo, casi tres horas después falleció.

Los trágicos hechos ocurrieron a las cinco de la tarde, cuando el padre del menor accidentado tenía su coche aparcado en doble fila enfrente del número 7 de la calle Mariano Cáceres y un matrimonio volvía de trabajar, afirmaron fuentes conocedoras de la investigación. Sin saber todavía las causas, el pequeño cruzó la calle él solo y fue arrollado por el coche de la pareja, que no pudo hacer nada para evitar llevárselo por delante.

"Estábamos trabajando cuando escuchamos un topetazo fortísimo y corrimos para ver qué había sucedido", aseguró Raúl, el dueño de una ferretería que se encuentra ubicada justo en el lugar donde ocurrió el accidente.

La imagen que se encontró al asomarse a la vía le dejó sin palabras. "Vi al padre agachado sujetando con sus manos la cabeza de su hijo mientras no dejaba de salir más y más sangre... fue algo dantesco", afirmó una hora después todavía conmocionado por el desgraciado accidente.

Cuando logró reaccionar, a los pocos segundos, corrió al interior del establecimiento y avisó al 112 que envío al lugar a varios agentes de la Policía Local y de la Guardia Civil de La Aldea de San Nicolás, así como a una ambulancia medicalizada del Servicio de Urgencias Canario (SUC).

"Lo que pasó a continuación fue todo muy rápido", reconoció el ferretero. "Los servicios de emergencia llegaron y se llevaron al niño al centro de salud" que, previamente, había sido asistido por un médico que había en la zona, explicó el Centro Coordinador de Emergencias y Seguridad (Cecoes) 112 del Gobierno de Canarias. Los agentes, sin embargo, se quedaron en la zona investigando las causas del accidente e interrogando a los principales implicados.

Los testigos del suceso aseguraron a los agentes que el vehículo que atropelló al menor no superaba la velocidad máxima permitida, registrada para esa tramo de doble sentido en 30 kilómetros por hora. El conductor, por su parte, que viajaba en compañía de su mujer acababa de salir del trabajo, aseguraron fuentes conocedoras de la investigación. Ambos se encontraban muy afectados por lo sucedido.

La gravedad de las lesiones que había sufrido el niño, un traumatismo craneoencefálico, hicieron necesario que el 112 enviase al centro de salud un helicóptero medicalizado en el que pudiese ser trasladado rápidamente al Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín. Allí, el médico y el enfermero que viajaban en el aparato se sumaron a las labores para mantenerlo con vida y estabilizarlo antes de trasladarlo al centro hospitalario, pero la gravedad de las lesiones terminaron por ocasionarle la muerte pasadas las siete y media de la tarde.

Una escapada trágica

Los vecinos y trabajadores de la zona hacían conjeturas sobre cómo había ocurrido el trágico accidente. Los testigos pensaban que el niño se había escapado un momento del coche, que estaba aparcado en doble fila, y había cruzado por delante de él justo en el momento en el que el otro vehículo lo rebasaba y le atropellaba. "Su madre, que da clases de inglés, salió al poco de una tienda en la que estaba y quedó conmocionada al ver lo que sucedía", aseguró uno de ellos mientras lamentaba lo ocurrido.