Los vecinos del número 16 de la calle Málaga vivieron durante la madrugada de ayer un pequeño infierno. Un incendio arrasó con una casa del segundo piso, hirió a su dueño de gravedad al quemarle casi la mitad del cuerpo y obligó a los bomberos a desalojar a los inquilinos por riesgo de intoxicaciones. El resultado del suceso fue devastador. Una persona más sufrió quemaduras, otra una crisis hipertensiva y cinco fueron tratadas al intoxicarse con el humo. El rellano de la casa donde se originó el fuego quedó completamente ennegrecido.

El incendio que trastocó el sueño de los habitantes del bloque 28 en el número 16 de la calle Málaga, en el barrio de la Vega de San José, se inició pasada la una de la madrugada. La vecina de la casa de enfrente, Rosalía Camacho, recuerda que oyó una serie de "estampidos y gritos" y pensó que era "otra pelea" más del barrio, pero cuando se asomó al descansillo se encontró con algo totalmente distinto: "Cuando abrí la puerta estaba todo negro por el humo y Tomás, el dueño de la casa en llamas, tirado al lado de mi puerta. Llamé a mi marido, que cogió al niño y salimos a la calle".

En el descansillo quedó tirado Tomás. "Él le decía a mi marido, ayúdame, Melo, ayúdame... pero iba con el niño y él estaba tan quemado que no se le podía ni tocar", afirma Rosalía.

En la calle, los servicios de emergencias y de extinción ya comenzaban a actuar. Al lugar de los hechos se desplazaron cuatro unidades de los bomberos procedentes del parque de Vegueta y del parque Central. A la entrada de la vivienda se encontraron con Tomás, que, pese a las graves quemaduras que sufría, les informó de que había otra persona en las habitaciones del fondo de la casa.

Los bomberos lograron sacar a los dos de la casa. El dueño del piso, de 48 años, fue trasladado al Hospital Universitario Insular de Gran Canaria. Allí entró con quemaduras de carácter grave en el 45 % de su cuerpo y al cierre de la edición se encontraba ingresado en la Unidad de Medicina Intensiva (UMI). Su compañero, de 53 años, fue trasladado al mismo centro hospitalario, al que entró con quemaduras en el 20 % del cuerpo de carácter leve.

Tras el rescate inicial, los bomberos se concentraron en extinguir el fuego que devoraba la casa. Dada la cantidad de humo, fueron vivienda por vivienda pidiendo a los inquilinos que "no" saliesen hasta que ellos lo dijesen y que pusiesen "toallas pegadas a las rendijas de las puertas" para que entrase la menor cantidad de humo posible, aseguraron varios inquilinos.

Poco tiempo después, con el fuego ya controlado, fueron desalojando a los vecinos y comenzaron a airear el edificio, que estaba cubierto por el humo.

En total, más de 30 personas tuvieron que esperar en la calle a que los bomberos terminasen su trabajo para volver a sus casas. De ellas, una mujer de 75 años sufrió una crisis hipertensiva de carácter menos grave y otras seis tuvieron que ser asistidas por intoxicaciones por humo de carácter menos leve. Entre ellos, un menor de cuatro años. Fueron trasladados a distintos centros como el Hospital Doctor Negrín, el Insular o el Materno Infantil.

A la zona, además de los bomberos también se trasladaron agentes de la Policía Local y miembros del Cuerpo Nacional de Policía. El Servicio de Urgencias Canario (SUC), por último, participó con tres ambulancias de soporte vital básico y una medicalizada.

El Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento se retiró del lugar pasadas las tres de la madrugada. La mayoría de los vecinos, tras la aprobación de los bomberos, pudieron regresar a sus casas, otros se fueron a casa de familiares mientras sus casas se ventilaban.