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Una vecina de Santa Lucía, quemada con ácido durante un viaje a Nigeria

Mabel Mark, de 32 años, se encuentra ingresada en el Hospital Insular con graves heridas. Su marido ha sido detenido en Vecindario por violencia de género

Una vecina de Santa Lucía, quemada con ácido durante un viaje a NigeriaJOSÉ CARLOS GUERRA

"Tengo que ser fuerte por mi hija". Y esa fuerza, la que saca a diario cuando amanece, es la que le ha llevado a sobrevivir a una brutal agresión. Mabel Mark, una nigeriana de 31 años que desde hace 12 reside en Vecindario, en el municipio de Santa Lucía, se ha debatido durante el último mes y medio entre la vida y la muerte. Un viaje a su ciudad natal, Benin City, para solucionar unos problemas económicos ha hecho que su rostro desaparezca. Un joven entró a la peluquería en la que esperaba a ser arreglada y le roció con un líquido, probablemente ácido, lo que le provocó quemaduras muy graves que han hecho que, después de viajar en un vuelo regular hasta la Isla, lleve 43 días ingresadas en el Hospital Insular. Culpa a su marido, también de nacionalidad nigeriana, quien, según ella, desde Vecindario instigó esta agresión. La Guardia Civil lo detuvo ayer como presunto autor de un delito de violencia de género.

La historia de Mabel comienza hace años cuando conoció a su marido. El 16 de diciembre de 2010 nació su única hija en común, Pearl. Todo parecía ir bien. Él se había trasladado a la Isla y trabajaba en la tienda de productos africanos que ella regenta en la calle Marianela de Vecindario. Pero durante los últimos meses la historia de amor que vivían cambió. Pasó de ser un hombre amable, "que te pedía perdón cuando se tiraba un peo", comenta entre bromas Mabel a pesar de todo lo sufrido, a una persona que quería hacerse con el dinero que ella había ganado durante sus 12 años en España y que además le agredía en alguna ocasión, siempre según su versión.

"Hace tres o cuatro meses fuimos a Nigeria y decidí vender mi coche, pero cuando fui a buscarlo le pregunté a él que dónde estaba el coche y me dijo que se lo había dado a su hermana". Ahí comenzaron los problemas económicos y lo que llevó finalmente a separarse.

A mediados de abril volvió a su país para cambiar su cuenta bancaria que compartía con el hasta entonces marido. "Cuando llegué al banco en Lagos me dijeron que no podía sacar dinero porque él había llamado y había cerrado la cuenta", apunta. Cuando lo llamó, éste le dijo que el dinero y el negocio de Marianela eran suyos.

Mabel regresó a Benin City, donde reside su familia. El calendario marcaba el 22 de abril. Por la mañana, su marido, que todavía reside en la misma casa de Vecindario que sus hermanas, le dijo a estas: "¿Han llamado a su hermana hoy? Llámenla porque tengo un pensamiento de que algo malo le va a pasar", afirma Mabel que le dijeron sus familiares. Ese mismo día fue a una peluquería de la ciudad. Sentada, esperaba su turno, cuando "a las doce y veinte entró un chico por la puerta, quería hablar con el dueño de la peluquería". La siguiente vez que lo vio fue tirándole un líquido, supuestamente ácido. "Me lo tiró en mi cara primero y después en la espalda". El agresor huyó corriendo y dejó a Mabel gravemente herida. Las quemaduras le afectaron por completo el rostro, parte del torso y los muslos. "Me dolía muchísimo", apunta en la cama del Insular donde está postrada.

Un tío suyo la llevó de inmediato a un médico. Allí decidieron que lo mejor era que se fuera para España, que era donde podía tener mejor atención y sobrevivir. Cogió un vuelo regular de Lagos a Madrid y de allí a Gran Canaria a pesar de la gravedad de las heridas. Un amigo la fue a buscar al aeropuerto y lo primero que hizo fue llevarla al Hospital San Roque Meloneras. De allí al Insular, donde, 43 días después y tras superar cuatro operaciones y alguna más que le restan, parece que va a salir adelante.

Ella ahora culpa a su marido, quien ayer fue detenido por la Guardia Civil por un supuesto delito de violencia de género al agredirla en varias ocasiones, de ser el inductor de la agresión. "Fue él quién me lo hizo", indica, para añadir que "tengo miedo que le pueda hacer daño a mi hija o a mis hermanas; eso es lo que más me asusta, porque él las amenaza".

A pesar de que su estado ha mejorado ostensiblemente, y su humor lo corrobora con numerosas bromas, aún no ha podido abrazar a su hija de dos años. "No quiero que me vea así", refiriéndose a su cara totalmente desfigurada, sus ojos rodeado de quemaduras que se humedecen cada vez que nombra a la pequeña, y su cuerpo y rostro cubierto de vendas; "porque se asusta", dice entre lágrimas. "Voy a luchar por mi hija y por mis dos hermanas", incide. Lucha que la ha llevado a seguir con vida.

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