El cadáver del bebé hallado el pasado viernes en un piso de La Camella, en el municipio de Arona, permaneció más de un mes en el congelador de la vivienda. Su madre, Mayte G. F., lo confesó ante la policía judicial de la Guardia Civil. La mujer, de 33 años, natural de La Orotava, fue detenida durante la madrugada del viernes al sábado en Arona y permanece detenida en la comisaría del Sur.

Según relató la supuesta parricida a los agentes, fue justamente hace un mes cuando dio a luz en su casa. Era de noche y estaba sola cuando comenzó a tener contracciones. No supo cómo reaccionar y lo único que se le ocurrió fue meter al recién nacido en la nevera. No fue capaz de precisar si el bebé había nacido muerto o si lo metió con vida en el congelador, pero aseguró que se asustó y se marchó del edificio.

El cadáver fue descubierto el pasado viernes por el sobrino de los dueños del piso cuando iba a limpiarlo para volver a alquilarlo. Mayte lo ocupó durante un año y había devuelto las llaves diez días atrás. Aunque por el momento está acusada de un cargo de homicidio, la imputación podría cambiar de acuerdo a los resultados de la autopsia que se le practicará al bebé para determinar los motivos de su muerte.

La mujer convivía con sus dos hijas, que según los vecinos tienen alrededor de dos y tres años, y el padre de una de las niñas. Sin embargo, la pareja se habría separado meses atrás y el hombre abandono la vivienda. Ella no tenía trabajo estable y limpiaba casas esporádicamente.

Aunque la fuentes oficiales solo tienen datos de sus hijas, allegados a la mujer confirmaron ayer que es madre de otros cuatro niños, dos adolescentes que viven con su familia y otros dos los habría dado en adopción. Según detalló la mujer en comisaría, este último embarazo llegó en un momento complicado de su vida, tanto en lo económico como a nivel afectivo.

Fuentes de la investigación afirmaron que la detenida se ha mostrado en todo momento muy afectada por lo sucedido. También lo estaban ayer sus vecinos. Un día después del horrible hallazgo en la segunda planta del número 36 de la carretera general de La Camella, les costaba creer que durante el último mes convivieron con el cadáver de un bebé. Uno de los inquilinos del edificio, ubicado frente al famoso restaurante Las Rejas, Mohamed, decía ayer que no dejaba de rondarle la idea de que, tal vez, había escuchado el llanto del recién nacido antes de que lo metieran en la nevera y no hizo nada pensando que era alguno de los otros niños que habitan el bloque.

Los dueños del apartamento confirmaron que Mayte dejó la vivienda hace un mes y entregó las llaves diez días atrás.