"Cuando el barco volcó pasamos miedo. Pero después, cuando logramos sacar la balsa, aunque la noche se hacía larga, estaba seguro de que nos iban a rescatar tarde o temprano". Rayco García, uno de los más importantes submarinistas internacionales a pulmón, sufrió ayer uno de los grandes sustos de su vida junto a su compañero Jonathan Fernández, cuando el pesquero de 8,5 metros con el que estaban cogiendo potas a la altura de Melenara, Telde, trabucó por un golpe de mar y tuvieron que pasar cerca de siete horas en la embarcación auxiliar. Los náufragos fueron recogidos por el buque de pasaje Volcán de Timanfaya, de Naviera Armas, entre Gran Canaria y Fuerteventura tras nadar cerca de 200 metros y casi una hora de laborioso rescate, complicado por las olas y el viento. "Despacio, yo te espero", le animaba Rayco a su compañero.

Fue cuestión de segundos. Eran casi las dos de la madrugada y los dos jóvenes estaban ya de regreso a tierra después de estar pescando potas a unas ocho millas del Melenara, cuando una ola hizo volcar al barco. El Calafu se quedó con la quilla boca arriba y semihundido. "En ese momento sí pasas miedo", recordaba ayer Rayco García. Pese a la angustiosa situación, lograron sacar la barca salvavidas, y amarrarse al pesquero, para evitar quedar a la deriva, lo que hubiese complicado mucho su rescate. "En ese momento ya te tranquilizas, porque sabes que tarde o temprano te van a auxiliar". Era ya de madrugada, por lo que no pudieron encender la radiobaliza para pedir ayuda y fijar su posición exacta. "Era peligrosa hundirte bajo el agua por la oscuridad, porque siempre puedes recibir un golpe"

Los náufragos permanecieron en el interior resguardados de la bajada de las temperaturas de la noche y tratando de secarse. "Pasas frío, pero logramos cerrarlo bien. Y dentro teníamos comida para seis personas".

El joven de Castillo del Romeral, en San Bartolomé de Tirajana, reconoce que pese a que estaban asegurados al amarrarse al Cala-fu, siempre llega el recuerdo de otros pescadores que han estado días a la deriva. "Yo sabía que desde que activara la radiobaliza nos iban a encontrar en menos de cinco horas".

Y a primera hora, cuando amaneció, ya pudo sumergirse y activar esa señal de emergencia, que fue recibida por al Estación Espacial de Maspalomas a las 7.19 horas. En ese momento se encontraban a unos 41 kilómetros de las Palmas de Gran Canaria.

El plan de rescate se puso en marcha, y se movilizó al helicóptero Helimer 202 y al Salvamar Nunki. Pero el buque más cercano era el Volcán de Timanfaya, que estaba a apenas cuatro millas de la posición del siniestro, después de salir desde el puerto de La Luz y estaba a medio camino de Morro Jable, en Fuerteventura.

Los dos pescadores, al ver el buque de Naviera Armas, se lanzaron a nadar. Ellos dicen que estaban a unos 100 metros, aunque testigos en el barco hablan de 200 o 300 metros. Y no en unas condiciones fáciles, ya que había viento y olas de varios metros, que complicaban la operación. Hay quien reconoce que haberse lanzado al agua fue una temeridad, y que lo mejor hubiese sido esperar.

"Despacio, yo te espero". Rayco García trataba de ayudar con estas palabras a su compañero, que pasó momentos de dificultades y agotamiento, hasta sufrir algún vómito. Tanto, que en un momento dado el joven de 30 años se adelantó hacia el barco para buscar el salvavidas. Y, ya con la cuerda de seguridad, volvió en su ayuda.

Con sus propios medios, y también con el riesgo que implicaba, se elevaron con la escala hasta el punto por el que acceden los prácticos hasta el buque de pasaje.

Uno de los testigos que presenciaron el rescate desde el Volcán de Timanfaya, Rubén Artiles, constataba las dificultades que pasó Jonathan Fernández, al que llegaron a perder de vista en distintas ocasiones, aunque con la ayuda de su amigo fue izado con evidentes muestras de agotamiento.

La operación, según esta persona, se prolongó algo más de una hora, y se complicó como consecuencia de las olas y el viento que había en ese momento. Llegaron cansados, pero con un final feliz.

"Lo pudimos pasar peor", admitía el experto submarinista, después de pasar cerca de siete horas en alta mar a la deriva.

Rayco García está considerado uno de los mejores submarinistas de apnea del mundo (a pulmón). El año pasado recibió un reconocimiento por parte del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana, después de haberse quedado campeón de España. Residente en Castillo del Romeral, entre sus proezas desde que se inició en esta práctica en el año 2010 se recordaba que es capaz descender hasta los 64 metros de profundidad, buscar un pescado y subir después de cinco minutos bajo el mar. Además, con capturas de hasta 60 kilos. Esta tranquilidad en situaciones de máximo peligro le sirvió ayer para convertir en una anécdota lo que podía haber sido una desgracia.

En el barco pudieron recuperarse de la hipotermia y llegar a Morro Jable. A media tarde regresaban a Gran Canaria.