Un hombre identificado como J. M. S. C., de 48 años, conocido policialmente como el Bollino, fue detenido en la madrugada del pasado sábado por la Policía Local de Santa Cruz de la Palma, poco después de que supuestamente matase a palos a su perro, según diversas fuentes policiales consultadas por La Opinión de Tenerife.

La cronología de los hechos se remonta, según las fuentes policiales, a dos días antes del arresto, cuando algunos vecinos alertaron de que este individuo maltrataba a su perro en la vía pública. Sin embargo, fue en la madrugada del sábado cuando ocurrieron los hechos más fuertes. En horas de la tarde fue sorprendido por un joven cuando golpeaba a su perro. Esta persona, un estudiante universitario, se encaró con el presunto maltratador con el fin de que cesase en los malos tratos. Horas después el Cecoes recibía varias llamadas alertando de que en un inmueble de la calle El Puente, se escuchaban gritos y golpes así como aullidos de un perro. Personada sobre las una y media de la mañana una patrulla en el domicilio en cuestión localizó a un individuo, conocido por los agentes al tener antecedentes policiales, quien les abrió la puerta con las manos y la camisa ensangrentadas. Preguntado por los policías qué había sucedido, les narró que su perro, al sacarlo a pasear, se había cortado en una de sus patas. Los agentes no le creyeron y volvieron a preguntar. El Bollino no tuvo mejor idea que manifestarles que iban a despertar a su mujer, lo que alertó más a los policías locales, quienes pensaron en ese instante que la víctima era una mujer y que se trataba de un caso de violencia de género. J. M. S. C. se opuso a franquear la puerta a los policías, por lo que estos le amenazaron con llamar a la juez de guardia y pedir un mandamiento de entrada y registro. El Bollino entonces se dirigió al fondo del domicilio y se puso a hablar como si lo hiciese con una segunda persona. Trataba de ocultar supuestamente el hecho de ocultar en una bolsa el cadáver del can. Luego permitió el acceso a los agentes, que encontraron en un cuarto todas las paredes llenas de sangre y los restos del animal en una bolsa. Debido a la fuerte paliza que recibió, al parecer empleó unas patas de un mueble para golpearlo, al perro le saltó la cuenca de uno de sus ojos. El servicio municipal recogió al animal y su dueño pasó ayer a disposición judicial. Fue puesto en libertad por la titular del Juzgado de Guardia de la capital palmera.