El Tribunal Supremo confirma las condenas a 40 años de prisión que la Audiencia de Santa Cruz de Tenerife impuso a un hombre y una mujer por los asesinatos de una niña de 11 años (Tindaya García Prieto, fruto de una relación anterior de ella) y de un niño de cinco (Joseba Ponce Prieto, hijo de ambos) cometidos en diciembre de 2011 en el barrio de Vistabella, en la capital tinerfeña. El fallo ya había sido confirmado por el Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC) en marzo del año pasado, pero las defensas de ambos habían acudido a la casación.

Además, el Alto Tribunal ha confirmado así mismo la indemnización con 300.000 euros que los condenados, Jesús Cristo Ponce López y Sonia Aurelia Prieto, deberán pagar al padre de la menor, Marco Antonio García Delgado.

La sentencia recoge que "los hechos declarados probados por el Jurado consisten, en síntesis, en que los acusados Sonia Prieto y Jesús Ponce, convivían como pareja de hecho" en compañía de los dos niños. Y agrega que en ejecución "de un plan preconcebido de suicidio conjunto y ampliado a sus hijos, ambos acusados decidieron en la mañana del 9 de diciembre de 2011 acabar con la vida de los niños, y se concertaron para ello".

Con una almohada

"Conforme a lo acordado", continúa el fallo, " la acusada le indicó a su hija Tindaya que se fuera a la cama de la pareja; una vez allí se tumbó sobre ella y de manera sorpresiva e inesperada, hasta tal punto que le imposibilitó su defensa, le colocó una almohada sobre la cara apretándosela fuertemente para impedir que respirase, manteniendo esta posición hasta que notó que la niña no se movía". El acusado, raza el escrito, "se mantenía en el salón de la vivienda (que tiene comunicación directa con el dormitorio) comprobando que se estaba cumpliendo con el plan decidido".

Y prosigue: "la acusada Sonia se dirigió a la habitación donde se encontraba el niño, siendo Jesús Ponce consciente de que su intención era darle muerte, y procediendo de manera igualmente sorpresiva e inesperada, le colocó una almohada sobre la cara y la mantuvo hasta que dejó de moverse".