Un empresario de 80 años, identificado como Jacinto Siverio, acabó en la noche del domingo con la vida de un presunto delincuente que junto con un cómplice accedió a la vivienda Villa Carlota, en el camino del Tonazo justo en el límite entre los municipios tinerfeños de Arafo y Güímar, con la intención de robar, ya que ambos llegaron a amordazar y golpear a la mujer del autor del disparo mortal, mientras les exigían la entrega del dinero que en esos momentos había en el domicilio.

Los hechos ocurrieron alrededor de las 21.43 horas cuando los dos varones, encapuchados, vestidos de negro, con guantes y con una careta accedieron a la finca y una vez dentro consiguieron llegar hasta las estancias de la casa. Estos portaban una pequeña mochila con material para amordazar a las víctimas tales como cinta americana. A la primera que sorprendieron fue a la mujer del empresario a la que tomaron como rehén, la amordazaron e incluso llegaron a golpearla, todo ello, con el fin de doblegar la voluntad de las víctimas. El marido les hizo entrega de cierta cantidad de dinero que tenía en esos momentos. Pero como quiera que a los delincuentes les pareció poco volvieron a amenazar e intimidar a los propietarios de la casa.

Ante ello, el empresario pidió que no siguieran golpeando a la mujer, que él iba a un cuarto contiguo a buscar una caja pequeña donde guardaba más dinero. Sin embargo, cuando a los pocos segundos regresó lo que tenía entre las manos no era ninguna caja, sino un arma de fuego, al parecer se trata de un revólver con el que, sin apenas mediar más palabra, abrió fuego alcanzando a uno de los delincuentes a la altura de la mejilla. Éste se desplomó al suelo en medio de un charco de sangre.

Un familiar de las víctimas que se encontraba en otra dependencia anexa escuchó los gritos y el disparo, y acudió a interesarse por los hechos. Al ver la escena corrió a buscar ayuda y fue la primera persona que llamó al 112 narrando lo sucedido. Desde la sala de emergencias se activó a la Policía Local de Arafo, a la de Güímar, al Servicio de Urgencias Canario (SUC) que envió dos ambulancias, una básica y otra medicalizada, y a la Guardia Civil.

Entre tanto, el segundo delincuente huyó a toda prisa del lugar aprovechando la oscuridad de la noche. Es probable que un tercer cómplice le estuviese esperando a los mandos de un turismo.

Cuando las fuerzas del orden llegaron al lugar encontraron al presunto ladrón que yacía boca abajo, rodeado de un charco de sangre y su rostro cubierto aún con el pasamontañas y la careta. Los médicos del SUC tan solo pudieron certificar su fallecimiento. Las víctimas asustadas se encontraban al borde de un ataque de nervios. Pronto el lugar se llenó de guardias civiles. El Equipo de Policía Judicial de la Comandancia se personó en el domicilio para llevar a cabo la inspección ocular. El Grupo de los Delitos contra las Personas hizo lo mismo. Sin embargo, en el transcurso del registro no se localizó ningún arma de fuego, aunque las víctimas hablaban de que uno de ellos esgrimía una, aunque las fuentes consultadas no descartan que se pudiera tratar de un arma de fogueo.

Los agentes tomaron muestras de las huellas dactilares del muerto para cotejarlas con las existentes en el Sistema Automático de Identificación Dactiloscópica (SAID). Este medio es una base de datos de delincuentes en los cuales aparecen sus huellas y otras características físicas tales como su fotografía desde diferentes planos, posibles tatuajes, color de piel, estatura y otras reseñas que ayudan a identificar a un detenido. En este caso, los guardias civiles tuvieron que recurrir a este sistema dado que el fallecido no llevaba encima documentación alguna.

Los agentes dieron conocimiento a la titular del Juzgado de Primera Instancia número 2 de Güímar, Sonia Martínez Uceda, que se encontraba en funciones de guardia que ordenó el levantamiento del cadáver y su posterior traslado hasta el Instituto de Medicina Legal para la práctica de la autopsia y de esta manera poder determinar las causas reales del óbito. Se presupone que en principio murió de un shock hipovolémico. La juez a la vista de los hechos ordenó el secreto del sumario.

La Guardia Civil detuvo ayer por la mañana al autor del disparo ya que carecía de licencia para portar armas de fuego. Además, según las fuentes consultadas, esta persona reconoció ser el autor del disparo en el transcurso de la mañana y no la misma noche en que se produjeron los hechos.

Con respecto al supuesto delincuente lo único que ha trascendido es que el fallecido como su cómplice son de origen canario. Además, los investigadores creen que estos sometieron a vigilancia a sus víctimas y al domicilio desde hacía cierto tiempo ya que escogieron una finca ubicada en un lugar alejado de cualquier núcleo urbano próximo y en el que se hace necesario el conocer las posibles rutas huida. Además, se da por descontado que sabían cuándo se encontraban las víctimas en el domicilio y si estaban o no acompañadas.

Una vez se produjeron los hechos la Guardia Civil estuvo dando una batida por la zona hasta bien entra da la mañana sin que se hubiese podido dar con el paradero del cómplice del fallecido.