Otra dama señera de la sociedad grancanaria se acaba de marchar. Se fue en silencio, sin hacer ruido, sin molestar, dejando esa estela de imborrables recuerdos que a través de su larga existencia fue proporcionando a su paso por todos los rincones de la ciudad. Era exquisita y ocurrente. Su talante e inteligencia siempre sobresalían en su amena conversación, salpicada continuamente por esa simpatía tan característica de su doble ascendencia mediterránea.

Por sus venas corría sangre maltesa, ya que su antepasado, Vittorio Azopardi, procedió de aquella isla cuando a principios del XIX los habitantes tuvieron que dejar el solar nativo para buscar otros horizontes mercantiles. Valencia y Canarias fueron las plazas elegidas por estos forasteros. En nuestra ciudad su emplazamiento bautizaría una de sus populares arterias principales que sigue respondiendo por calle de los Malteses. Los García procedieron de Agaete y destacaron como armadores, comerciantes, navieros y cronistas. En 1972 María Gabriela se convirtió en la primera dama italiana en nuestra provincia. Su marido, Giuseppe di Blasio Mazza, sustituyó en el consulado italiano a aquel diplomático aristócrata de imponente figura que fue el marqués Claudino Ammiratto. El papel consular de la consorte fue a partir de aquel momento cortés y refinado, ayudando al esposo a que la tarea diplomática en nuestra isla se desenvolviera a satisfacción de la Italia que representaban. El matrimonio será anfitrión de todas aquellas personalidades que visitaban nuestra ciudad por aquellos años, destacando los modernos destructores de la Armada, sus flotas, sus almirantes y ministros italianos.

Ávida lectora de los clásicos franceses y rusos, le apasionaba también la poesía. No se le escapaba nada relacionado con el arte y la cultura. Era asidua a todo tipo de exposiciones de pinturas; le encantaban los desfiles de modelos, y siempre estaba al corriente de la moda europea.

Y así, calladamente, María Gabriela se durmió para siempre, aunque sus ojos quedarán abiertos en nuestro entrañable recuerdo y en el dolor unánime de sus cuatro hijos. Descanse en paz.