La hija de la anciana que murió con signos de falta de higiene y solo 25 kilos de peso en una vivienda de Santa Cruz de Tenerife, en el barrio de Los Gladiolos, negó ayer que la maltrataran o dejaran morir de hambre. "Ni hubo malos tratos, ni mi madre murió de hambre. La autopsia mantiene que murió por una insuficiencia cardiaca", defendió ayer Ana Romero, en Antena 3 TV en Canarias.

Su hermano está en prisión provisional desde el pasado lunes, porque el Juzgado de Instrucción nº 4 de la ciudad considera que existen indicios para imputarle un delito de homicidio por omisión.

Ana Romero, que también está inculpada en el procedimiento judicial, reconoce que su madre llevaba dos meses "que apenas comía" y que por eso estaban pensando ingresarla en una residencia. Esta mujer dice que la foto que se publicó de su progenitora, ya fallecida en la cama, no se corresponde con la realidad y que las manchas oscuras que muestra por varias partes del cuerpo son restos del betadine con el que curaban sus heridas. Mostró a la cámara un retrato que asegura que le hicieron a la anciana unos días antes de morir, para renovar sus documentos.

"¿Ustedes creen que si mi hermano la tenía en esas condiciones, iba a dejar que la policía fuera a mi casa a coger las huellas a mi madre?", se pregunta Romero, quien recalca que su progenitora recibió cuidados por parte de la familia "en todo momento".

Sin embargo, esta versión no tiene nada que ver con la que aportó el martes la médico del centro de salud de Los Gladiolos que acudió al domicilio y que era la facultativa encargada de administrarle los medicamentos y que le hizo un seguimiento. La doctora afirmó en el Juzgado de Instrucción nº 4 que las heridas que presentaba la anciana no se producen en dos días. Además, mostró su sorpresa cuando observó que el cadáver de la fallecida presentaba escaras en los hombros, ya que nunca, en sus años de profesión aseguró haber visto nada así.