Tres mujeres pasaron ayer a engrosar la negra lista de fallecidas por violencia de género. Los dos sucesos tuvieron lugar en la localidad cordobesa de Baena y en la valenciana de Lliria.

En el primer caso, un hombre de 51 años se suicidó después de acabar de un tiro de escopeta con la vida de su expareja, una joven de 28 años, en el interior del cortijo donde vivían. Era la víctima número 43 por violencia machista en España este año, pero horas más tarde un hombre, posteriormente detenido, mató también a tiros a su exmujer y a la madre de ésta.

En el caso de Baeza, la mujer no había presentado denuncias previas por amenazas o malos tratos, según el delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz.

La Delegación de Gobierno ha reiterado su llamamiento para que "la responsabilidad de denunciar sea asumida por toda la sociedad y no recaiga sólo sobre las víctimas".

En el caso de Lliria, parece ser que sí existían denuncias. El agresor había acosado a su exmujer tras decidir ella la separación matrimonial. Tras la ruptura la joven se había ido a vivir con su madre, que es una persona muy popular en la localidad, ya que regentaba desde hace años un modesto puesto en el mercadillo que se celebra en la localidad cada jueves.

Las dos mujeres eran madre e hija de etnia gitana. Y fueron sorprendidas en plena calle. Las víctimas se encontraban en compañía de un niño de unos cuatro años, que resultó ileso.

El hombre se bajó de coche y les disparó a bocajarro, antes de emprender la huida por unos caminos secundarios.

Los servicios sociales municipales se han hecho cargo del menor que, según el alcalde de Lliria, "tiene más familia en el pueblo".

El ayuntamiento valenciano anunció la convocatoria de una sesión plenaria esta mañana para expresar la repulsa de la ciudad, y que se guardará un minuto de silencio por las víctimas.