Los dos españoles que fueron asesinados en un cuartel del archipiélago de Cabo Verde trabajaban para una filial madrileña de la multinacional asturiana Duro Felguera. Se trata de A. Martínez Ruiz y D. Sánchez Zamarreño, cuyas identidades dio a conocer ayer el Gobierno insular. En el ataque al destacamento militar de Monte Tchota murieron otras nueve personas. El presunto autor del crimen, el soldado caboverdiano Manual Antonio Silva, de 23 años, fue detenido en el barrio de Fazenda, en la capital del archipiélago, tras confesar los hechos a su familia.

El ministro de Asuntos Exteriores en funciones, José Manuel García-Margallo, explicó que los cadáveres de los españoles están en un hospital y que "se está haciendo todo lo posible para agilizar su repatriación a España".

Los dos trabajadores españoles murieron en el tiroteo al cuartel del Centro de Transmisiones de Monte Tchota, que tuvo lugar en la madrugada del pasado martes en la isla de Santiago, la mayor de las diez que componen el archipiélago -localizado frente a las costas de Senegal, a 2.900 kilómetros al sur de Lisboa- y donde se encuentra la capital del país, Praia.

Durante la jornada de ayer se conoció que los fallecidos trabajaban para la empresa Duro Felguera, con sede en Gijón y presencia en Cabo Verde desde hace años.

En 2013, su filial Núcleo DF inauguró el Centro de Control de Tráfico Marítimo de este archipiélago atlántico para el que operaban las víctimas. En el momento del suceso, los dos -ingenieros de telecomunicación de profesión- realizaban labores de revisión de antenas de telefonía.

El presunto asesino, Manuel Antonio Silva, más conocido como Antany Silva, fue arrestado ayer miércoles por efectivos de la Policía Militar y Judicial y trasladado a dependencias de la Policía Nacional, donde se concentró una multitud de vecinos, según señalan medios locales. La familia de Silva fue quien lo delató tras contar que había sido él el autor de la matanza de once personas -ocho militares caboverdianos y tres civiles- .

Después de este aviso por parte de la familia, comenzó la búsqueda del supuesto asesino. Ayer miércoles, ya se estaba con la hipótesis de que estaba escondido en la zona de Castelao. Semonta una operación policial pasa la búsqueda y detención del presunto asesino de Monte Tchota, quien trató de robar, cuando aún iba armado, el coche a un taxista en el garaje. Ante la resistencia del conductor profesional, Antonio Silva optó por continuar con su huida.

Sin embargo, agentes de la Policía Nacional y Judicial lograron localizarlo y detenerlo en la zona de la granja, cerca del Instituto Nacional de Estadística y el Instituto de Ciencias Jurídicas y Sociales, cerca del efectivo Económico Cabo Verde. La policía encontró ayer un fusil desaparecido y tres cargadores.

Al parecer, las causas podrían estar relacionadas con las "motivaciones personales de un militar que habría perpetrado el ataque", según un comunicado oficial que publicó el medio local Expresso Das Ilhas.

La República de Cabo Verde, antigua colonia portuguesa con unos 500.000 habitantes, vive conmocionada por el trágico asesinato que las autoridades atribuyen a motivaciones personales y no al narcotráfico o al terrorismo, como se había apuntado en un primer momento.

El primer ministro Ulisses Correia agradeció a los cuerpos de seguridad su "intervención rápida para la captura del presunto autor del bárbaro asesinato". "Estamos muy comprometidos en mejorar el sistema y el nivel de seguridad del país. Evaluaremos qué medidas adoptar, internas y externas", anotó el primer ministro. "Siempre nos hemos distinguido por ser un país que procura garantizar las condiciones de seguridad y vamos a seguir por esta senda", concluyó. El Gobierno caboverdiano decretó dos días de luto nacional y expresó su pesar por esta "tragedia" y prometió hacer "todos los esfuerzos" para certificar quién es el responsable y llevarlo ante la Justicia.

La conmoción también se mostró por parte de los numerosos españoles, en general, y canarios en particular, que residen en Cabo Verde. La embajada no ha hecho declaraciones, aunque residentes españoles si mostraron su pesar en distintas páginas en las redes sociales.