El día anterior a su desaparición Juana Ramos salió con un grupo de mujeres a la sala de fiestas Rumba Agüimes. Las había conocido gracias a la emisora de Radio Las Palmas. Lo tenía claro y no lo dudó. Consiguió el número de teléfono de la administradora del grupo de wasap y le escribió. Y comenzó a salir con ellas.

Necesitaba nuevas amigas, hacía tres meses que había dejado al novio Miguel Ramos y temía estar sola. En su wasap de presentación incluyó el siguiente texto a la administradora del grupo radiofónico: "Buenos días. Me atrevo a escribirte porque te escuché en la radio y me pareció buena idea tener amistades nuevas porque debido a un problema personal no tengo amigas. Si nos conocemos algún día podríamos hablarlo".

Cuando las dos amigas íntimas de Juana Ramos Medina, desaparecida el día 20 de agosto, le preguntaba por qué no dejaba la relación sentimental con Miguel Ramos Quesada, ella respondía que era por la deuda económica de su exnovio que se vio obligada a asumir al ser la titular del negocio que él regentó. La situación suponía un pago mensual al banco de 500 euros. Al parecer, él le advirtió a ella que si lo dejaba no le pagaba ese dinero mensual que le daba a ella.

Tampoco rompía la relación por "temor a él y por miedo a la soledad", aseguraron las dos amigas L. B. y R. R., ante la titular del Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 2 de Las Palmas de Gran Canaria, María Auxiliadora Díaz.

Con la ruptura de la relación sentimental con Miguel Ramos, tres meses antes de desaparecer, ella cambió su vida. Recuperó la relación con su hijo. Y luego actuó para tener amigas, después de perder a las que tenía, supuestamente por imposición de él. Mañana declararán en el Juzgado de Violencia mujeres del grupo con las que ella salió a Rumba Agaete.

Las dos amigas, L. B. y R. R., aseguraron a la juez que ella sufría malos tratos físicos y violencia verbal y psicológica, además de seguimiento y acoso por parte de él. La primera, L. B., que estuvo viviendo durante un mes y medio en la casa de Juana Ramos, afirmó que presenció hechos en los que hubo violencia psicológica y verbal, y también a ella le había dicho que Miguel Ramos le pegaba.

R. R., que fue amiga de la comerciante de La Paterna durante 16 años, declaró que vio los moratones en los ojos y brazos de Juana, quien justificaba que se debían a accidentes domésticos en la casa y el comercio. También ella manifestó a la juez que Miguel Ramos acosaba y seguía a la desaparecida. Siempre aparecía una hora después de que ella le dijese que estaba en un sitio determinado. En una ocasión, ella y Juana estaban en la playa de Melenara, en Telde, practicando toples en la zona de las rocas. Apareció una hora después, preguntando molesto qué hacían ahí. Según ellas, el cocinero no permitía que ella fumase. Le escondía las cajetillas de tabaco y acusaba de robo a sus dos amigas.

Por otro lado, una segunda parte de la pieza de la investigación en relación con el caso de la desaparición de Juana Ramos se encuentra bajo secreto de sumario, como se confirmó el pasado martes. Según el relato la abogada de la familia Gema Ciro, después de que todo el sumario estuviese bajo secreto ahora hay solo una parte de la que no se ha desvelado nada con el objetivo de que no afecte o perjudique a algunos de los elementos de esta investigación.

El acusado de cometer supuestamente un delito de homicidio o de detención legal, Miguel Ramos, se encuentra en la prisión de Juan Grande, en San Bartolomé de Tirajana, por motivos de seguridad, tras dejar Salto del Negro.