Edevasto Lifante, dueño de la cantera de mármol de Abanilla (Murcia) cuya venta se sospecha estuvo en el origen del asesinato de la jugadora holandesa de voleibol Ingrid Visser y de su pareja, Lodewijk Severein, declaró ayer que el principal acusado, Juan Cuenca, falsificó su firma para intentar vender su propiedad.

Lifante, que prestó declaración como testigo, afirmó durante el interrogatorio que no tuvo ninguna noticia sobre la llegada a Murcia de la pareja de holandeses, ocurrida el 13 de mayo de 2013, el mismo día en que fueron asesinados en una casa rural ubicada en la localidad de Molina de Segura.

Durante su declaración y a instancias de la Fiscalía se le ha exhibido un contrato en el que aparece su firma y, según el cual, ofrecía a un inversor una opción de compra sobre la cantera, previa entrega 300.000 euros. Lifante reiteró en varias ocasiones que "jamás" estampó su firma en el documento, y que la firma fue falsificada por Juan Cuenca, ya que tenía acceso a la documentación que obraba en el club de voleibol, del que Lifante era dueño y en el que Cuenca colaboró para la organización de unos campeonatos.

También reveló que cuando cesó la relación con Cuenca comprobó que desaparecieron de las oficinas de esta entidad deportiva documentación sobre la misma y los ordenadores, por lo que exigió a Cuenca su devolución, a lo que se negó diciendo que no lo haría hasta saldar las deudas que tenía con él. Lifante manifestó a Efe que el caso no está agotado y que se debe profundizar más en algunos aspectos de la investigación.

Por otro lado, declaró estar convencido de que él mismo iba a ser una de las víctimas.