La familia de Pedro Hernández Ortega, vecino de la Vega de San Mateo que desapareció el 15 de noviembre de 2014 y cuyo cuerpo sin vida fue encontrado en enero de 2015 en la caldera de Pinar de Gáldar, criticó que estén en libertad provisional los dos acusados de cometer presuntamente un delito de homicidio. Los dos sospechosos, que primero ingresaron en prisión y fueron puestos en libertad por el Juzgado de Instrucción número 8 de Las Palmas de Gran Canaria el pasado septiembre, son un vecino de Tejeda, un mecánico, y otro del término municipal de Artenara.

Los dos hijos del fallecido, Pedro y Elsa Hernández Déniz, acompañados por la abogada Cathaysa Reyes, consideraron ayer a las puertas de la Ciudad de la Justicia que este caso que instruye el Juzgado número 8 se encuentra en una "situación anormal". Hernández Déniz aseguró que existe "un interés mínimo" por resolver este caso.

El hijo del fallecido lamentó que justo dos años después de la desaparición de su padre y de que el año pasado se encontrara su cuerpo sin vida, aún no les hayan dado "los resultados de la autopsia, ni tampoco de las 80 pruebas de ADN que se hicieron a los vecinos". Asimismo, reclaman las pruebas de analítica que se hicieron en el coche de su padre y también las del lugar en el que se le halló.

Un primer juez que llevó la instrucción de este caso ordenó el secreto de sumario, que después fue levantado por otro. "No entendemos que un juez considere que las pruebas son contundentes para que los dos acusados por matar a mi padre estén en la cárcel y, luego, para el que lo sustituye, sean sólo indicios y los ponga en libertad. Por eso queremos ver las pruebas, como acusación particular que somos", explicó Pedro Hernández Déniz.

La familia del fallecido solicitó "cuatro veces las pruebas en el juzgado". Desde allí, los remitieron al Instituto de Medicina Legal, desde el cual no hemos recibido respuesta, como indicó su hijo.

Por otro lado, los vástagos de Pedro Hernández Ortega manifestaron que tienen "miedo" porque la casa en la que residen, en la que vivían con el progenitor hasta que desapareció, se encuentra cerca de la vivienda en la que reside uno de los dos acusados. "No está en el casco de La Angostura, sino en la parte alta del barrio, en una zona aíslada, con pocas casas, y cerca de donde vive uno de ellos. Allí puedes gritar y no se entera nadie", comentó.