Pistolas, fiestas con sexo con chicas menores, el embarazo de una adolescente, violencia familiar, una retención ilegal, violación reiterada, amenazas... La detención de seis personas por un supuesto delito de prostitución de menores en fiestas saca a la luz un entramado en el que surgen los discretos chalés del empresario Eugenio Hernández, junto a la agencia de azafatas y modelos 18 Lovas, de Agustín Alemán, Gino, que se encuentra en prisión.

Los vecinos conocían que en ese chalé situado a escasos metros de la presa de Ayagaures, en San Bartolomé de Tirajana, se celebraban concurridas fiestas privadas. Pero poco se sabía de lo que ocurría en el interior de la vivienda. Por eso el conocer que podría acoger prácticas de supuesta prostitución de menores ha causado una sorpresa.

La finca propiedad de Eugenio Hernández tiene todos los ingredientes para una fiesta discreta. A su alrededor apenas viven vecinos y muchos residen de forma esporádica. Los asistentes a las fiestas dejaban el vehículo aparcado en el interior de la finca por lo que en ningún caso se veía desde el exterior a los ocupantes de los vehículos. Un valla de seguridad y un cañizo de casi dos metros y medio de altura cubren el perímetro, junto a una poblada arboleda, que apenas deja visualizar qué existe en el interior.

La propiedad solo está abierta a la vista exterior desde el otro lado del embalse, a muchos metros de distancia. Y en su interior se divisan las tradicionales construcciones de piedra de la zona, con muy pocas ventanas, y una pequeña piscina con hidromasajes. Este es uno de los lugares en los que la Policía Nacional cree que se movía estas presunta trama de prostitución, en el que participó una decena de chicas, con la presencia de adultos de diferentes ámbitos profesionales y empresariales. 18 Lovas, del popular Gino, se encargaba de seleccionar a las jóvenes que participaban en las fiestas, según algunos conocedores de los ambientes turísticos del Sur. La citada agencia, que oferta gogós, animadoras y azafatas para discotecas, salas de fiestas y despedidas, en algunos casos, con clientes con poder adquisitivo, culminaba sus servicios con sexo a cambio de dinero. Algunas chicas eran menores de edad y una de ellas denunció un embarazo con un adulto.

Tras las seis detenciones, el único implicado que se encuentra en prisión por este caso es Agustín Alemán, vecino de Agüimes. En cambio, quedaron en libertad con cargos Eugenio Hernández, Emilio Cabrera y su hijo del mismo nombre, Domingo Hernández y otra persona que responde a las iniciales A. D.

La policía también ha investigado otra propiedad de Eugenio Hernández que supuestamente pudo dedicarse a las fiestas y que se ubica en el Campo Internacional. El caso ha coincidido con la ruptura matrimonial del popular empresario, ahora dedicado a la venta de agua de pozos, tras diversas iniciativas comerciales frustradas.

La todavía esposa, con la que inició una separación hace unos cuatro meses, le ha denunciado por una supuesta violación, retención ilegal, coacción y amenazas de muerte. A esto se suma que tras la intervención de su mujer se pudo localizar una serie de armas de fuego en su casa. Se encontraron en otro chalé situado en Playa del Inglés, y que también goza de fuertes medidas de seguridad y privacidad. Entre las armas se encuentran un revólver, que se encontraba cargado, y una pistola de fogueo, y municiones.

Algunos vecinos tiene posturas enfrentadas sobre Eugenio Hernández. Unos dicen que siempre mantuvo un trato cordial y otros que existen denuncias contra él por algunos altercados, y hasta que se escucharon agrias discusiones entre la pareja antes de la ruptura.