Este improvisado ring, una estructura desmontable realizada con tablones de madera con una alfombra roja en el suelo, todavía está manchado de sangre. Están las sillas para contemplar el macabro espectáculo y multitud de basura y objetos personales que a los asistentes no les dio tiempo de recoger.

Las chuletas ya cocinadas sobre el pollo de la cocina y las papas preparadas para guisar junto al asador exterior dan cuenta de la juerga que pensaban vivir aquella noche quienes se desplazaron hasta allí. Debió ser mucha gente. El olor dentro del espacio donde llevaban a cabo las peleas es nauseabundo, una mezcla de los restos de comida y los diferentes desperdicios que quedan en las habitaciones.

La Policía Nacional mantiene abierta la investigación sobre esta red que presuntamente se dedicada a organizar peleas con perros de razas potencialmente peligrosas. Fuentes directamente aseguraron que fueron detenidas 21 personas, entre ellas algunos hombres procedentes de la Península, así como de otras Islas.

En la parte exterior de esta propiedad, que la familia Díaz alquila para fiestas y eventos, tres coches que pertenecen a alguna de las personas que participaron en las peleas, todavía están aparcados junto a la piscina. En el interior de los coches hay jaulas y otros objetos relacionados con el transporte de animales. En la parte más alejada de la vivienda, una bolsa verde deja entrever el cadáver de un animal, un perro que podría haber encontrado la muerte precisamente en el ring ubicado.

Aspecto dantesco

Las habitaciones, que están en la parte superior de la construcción, presentan un aspecto dantesco. La ropa y los efectos personales de quienes se hallaban en la finca en el momento de la operación están esparcidos por toda la vivienda. De los bolsos de los que se trasladaron allí todavía cuelgan las identificaciones de embarque con el nombre de compañías que realizan vuelos interinsulares, pero también de otras que solo vuelan hacia la Península y el extranjero.

A los objetos que llevaría cualquiera para pasar un fin de semana fuera de casa se unen los que están relacionados con la actividad ilegal que presuntamente se llevó a cabo dentro del inmueble. Jeringuillas, guantes y material veterinario también se repartían por los cuartos de la planta superior.

Según uno de los hijos de Modesto Díaz, el dueño de este chalé, era la primera vez que alquilaban la propiedad a esta persona, un hombre de mediana edad que les aseguró quererla para montar una fiesta con amigos. Al ver la finca se deduce que allí había mucha gente el sábado por la noche cuando se vieron sorprendidos por la Policía Nacional, una veintena de agentes apoyados por un helicóptero y un dron. Y también que participaban en un asadero y comían mientras se hacían las apuestas, que según fuentes directamente relacionadas con la investigación eran "de alto standing".