Ya está en los calabozos y se espera que hoy pase ante la autoridad judicial. Durante los últimos 13 días, Luis Alvarado Alemán, conocido como el Bufo, ha esquivado la justicia con persecuciones, escondiéndose en casa de algunos de sus familiares o, simplemente, haciendo una vida normal para tratar de pasar desapercibido en algunos núcleos urbanos fuera del sudeste de Gran Canaria, donde se le acusa de haber cometido más de una veintena de robos en los últimos días. Una nueva huida, la tercera, acabó al final con los grilletes puestos en sus manos y su detención por parte de la Guardia Civil.

El martes 25 de julio comenzó esta particular película protagonizada por el Bufo. Aquel día roba un Toyota Yaris de color rojo en Aldea Blanca, dentro del término municipal de San Bartolomé de Tirajana; se dirige posteriormente a Agüimes, donde perpetra un robo en el interior de una vivienda de la que saca una escopeta y huye por la carretera de Temisas de la Guardia Civil. El seguimiento termina en esta última localidad, en la que acaba estrellando el vehículo y emprende una nueva huida, esta vez a pie, en la que un agente tiene que ser atendido por un desvanecimiento en el barranco de Balos.

Luis Alvarado, un delincuente habitual conocido por los agentes de la Guardia Civil y las policías locales del Sureste de Gran Canaria, se convierte entonces en un prófugo de la justicia. Su siguiente entrada en escena se produce dos días después. El Instituto Armado y la Policía Local de Santa Lucía de Tirajana tienen identificado y lo cercan en una vivienda familiar de Sardina del Sur en la que se refugiaba. Nueva persecución, esta vez a pie, sin éxito. Otro agente sufre lesiones leves en una caída. Un vecino incluso capta con una fotografía a el Bufo en plena escapada. Portaba una gorra, iba sin camiseta y tenía una toalla en el cuello.

Desde entonces, los agentes vigilaban cada dos por tres las inmediaciones de este domicilio. Sin embargo, Luis Alvarado se dejó ver en la capital grancanaria en medio de los robos que, presuntamente, iba cometiendo. Ocurrió la semana pasada. Cuenta Ramón, el propietario del restaurante El Legionario de la calle Málaga en el barrio de La Vega de San José, que se puso a jugar a una máquina tragaperras. Desconocía que aquel joven, de 27 años, era el ya casi famoso el Bufo. Minutos después, la policía se personó en el establecimiento, pero ya el presunto autor de más de una veintena de robos lo había abandonado.

La última de este delincuente habitual se produjo durante la madrugada del pasado domingo. Días antes había robado un Citroën C3 gris en la localidad teldense de Ojos de Garza. Aquella noche circulaba con este mismo vehículo junto a dos chicas y otro chico por el sureste de Gran Canaria. Unos ciudadanos lo identificaron y dieron aviso al Instituto Armado, que preparó un dispositivo para proceder a su detención. Entonces se inició con una nueva detención que acabó con el Bufo arrestado en el Cruce de Arinaga. Su historia se cerrará hoy con la decisión del juez después de tomarle declaración.