Final feliz para las familias de José Zafra Ibáñez y Montserrat Tomás García, que desaparecieron en Tenerife el 12 de julio y el pasado martes respectivamente.

Sin embargo, algo falla cuando Zafra Ibáñez, un hombre de 60 años, que fue visto por última vez en la plaza de San Jerónimo (Taco), se encontraba ingresado en un centro para personas sin recursos, de donde salía para realizar diversos trámites, entre ellos retirar dinero con una tarjeta de la entidad bancaria donde tenía sus ahorros.

Este hombre, sin familia en la Isla, era buscado por una hermana que vive en Madrid y que suponía que podía seguir con vida dado que presentó su documentación ante la Agencia Tributaria, entre otros organismos oficiales. Su familia entonces se pregunta: ¿cómo es posible que nadie, especialmente la Policía Nacional que llevaba las diligencias acerca de su desaparición se hubiese percatado de estos hechos? ¿Acaso no existe intercambio de información entre diferentes instituciones?

Distinto es el caso de Montserrat Tomás García, la mujer de 47 años que llegó a Tenerife en compañía de su marido el lunes, procedentes de Cataluña, y desaparece al día siguiente, sobre las 15.30 horas, cuando su esposo dormía. La premura en localizarla era por el hecho de que padece alzhéimer y se hacía necesario encontrarla. La pareja del Servicio de Protección de Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) de Puerto de la Cruz, que salía con sus motos todoterreno, halló a esta mujer, cansada y deshidratada, en una pequeña cueva muy cerca del hotel.