La Fiscalía sostuvo ayer que los cinco jóvenes andaluces acusados de violar a una chica de 18 años en los sanfermines de 2016 actuaron de forma "conjunta y coordinada", lo que dejó a la denunciante "sometida" y "sin posibilidad de resistencia".

La décima sesión del juicio, la primera a puerta abierta, sirvió a las acusaciones para ratificar sus conclusiones y señalar la coherencia de la chica en sus testimonios y su inferioridad a la hora de poder defenderse. La Fiscalía mantuvo su petición de 22 años y 10 meses de cárcel para cada uno de los procesados, penas que elevan el resto de acusaciones hasta los casi 26 años de la acusación popular ejercida por el Gobierno de Navarra y por el Ayuntamiento de Pamplona.

La fiscal señaló en su exposición que los cinco acusados, que han estado serios y tranquilos, actuaron de forma "conjunta y coordinada", lo que dejó a la denunciante "sometida" y "sin posibilidad de resistencia" ante una agresión sexual en grupo, oral, vaginal y anal. De igual forma, consideró probado el delito contra la intimidad por los vídeos que grabaron los acusados, y que todos ellos son culpables del robo del móvil de la joven porque lo conocieron y lo hicieron para dejarla "indefensa".

El ministerio público señaló que los imputados no pidieron a la joven su consentimiento para las relaciones sexuales y añadió que la joven madrileña fue "humillada y vejada" por los acusados, que se valieron no solo de su superioridad física y numérica sino de las circunstancias ambientales y del lugar elegido, de muy reducidas dimensiones. Y en estas circunstancias rechazó que se exija a la joven el comportamiento de una heroína o una resistencia que podía haberle puesto en mayor peligro.

Esta falta de relación previa le ha llevado a poner en valor la credibilidad subjetiva de la denunciante, así como su credibilidad objetiva, ya que "ha mantenido siempre la coherencia" y su testimonio fue "ajustado, sin exageraciones".

Se refirió a los informes policiales sobre los vídeos para señalar que destacan las palabras "imperativas" que dirigían a la joven, como "no chilles" o "chupa aquí", mientras que en ella se aprecia una actitud "pasiva, de bloqueo", "con los ojos cerrados, ni una mirada, ni una sola palabra" y algún gemido de "dolor". Después fue encontrada en un banco en una calle cerca del portal por una pareja que testificó que se encontraba "desconsolada, con un llanto muy amargo", imagen a la que policías, psicólogos o médicos forenses agregan la de "nerviosa" y en "estado de shock".

La acusación particular, por su parte, incidió en que "no hubo consentimiento en ningún momento" por parte de la joven, que en sus declaraciones fue "precisa y consistente". El abogado Miguel Ángel Morán añadió que en ella "no había resentimiento ni venganza" para denunciar una violación en grupo falsa, y aludió a "la intimidación y el miedo" que sintió ante la superioridad física y numérica de los acusados.

Más de 25 años de prisión

El Ayuntamiento de Pamplona, que pide 25 años y 6 meses para cada uno, reprochó a los imputados que su colaboración ha sido "la justa" pese a lo que ellos sostienen. Añadió que su actitud en la presunta violación fue "mecánica", lo que indica a su juicio que sabían lo que hacían, como evidencia el hecho de que retiraran las tarjetas del móvil de la joven para evitar su localización. Se refirió también, para negar la voluntad de la joven de mantener relaciones sexuales, al hecho de que no tomara anticonceptivos y que tampoco se planteara el uso de preservativos, y cuestionó el informe de la policía municipal que tomó declaración a la chica por contener diversos errores.

Por último, Ildefonso Sebastián, letrado del Gobierno de Navarra, que pide 25 años y 9 meses para cada imputado, destacó que el testimonio de los cinco acusados carece de "espontaneidad" y que la joven era "especialmente vulnerable por su edad y situación".