Ithaisa Suárez, la madre de Yéremi Vargas, ha seguido con atención los acontecimientos que se han ido sucediendo en torno al caso de la joven Diana Quer después de que José Enrique Abuín Gey, conocido como el Chicle, confesara el pasado fin de semana su crimen. "Hemos llorado con la niña como si fuera nuestro hijo, lo hemos sentido bastante porque estamos en la misma situación y nosotros sabemos el dolor que sienten porque lo hemos vivido", afirmó Suárez, quien volvió a incidir en que el juez debe reabrir la investigación en torno a Antonio Ojeda Bordón, alias Juan el Rubio, considerado por la Guardia Civil como el principal sospechoso de la desaparición del pequeño, después de que el pasado mes de octubre fuera archivada.

La madre de Yéremi se lamentó de que con el caso de su hijo no ocurra lo mismo con el de Quer, de 19 años, cuyo cadáver fue hallado en un pozo situado en una nave con piedras para lastrarlo y varias bridas con las que se investiga si fue maniatada. Así, Suárez pidió a el Rubio, a quien considera el único culpable de la desaparición del pequeño, que reconozca la autoría y diga dónde se encuentra. "Nosotros como familia ya podíamos estar como la de Diana, ya podíamos estar recogiendo lo que es nuestro", refiriéndose al cadáver del pequeño del que ya han perdido casi todas las esperanzas de encontrarlo con vida.

Ithaisa Suárez vio en el caso de su primogénito numerosas similitudes con el de Diana Quer, como ya reseñó el pasado martes el coronel de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, Manuel Sánchez Corbí, en una rueda de prensa donde se detallaron los pasos de la investigación llevada a cabo en Galicia. "La diferencia está en que la familia le desmontó la coartada [a el Chicle]; en nuestro caso el Rubio actuó solo y no tiene a nadie que le quite la coartada". En este punto, Suárez tiene claro que Antonio Ojeda Bordón se llevó a Yéremi porque, como puntualizó, "ha dado muchos detalles que sólo podíamos saber los familiares". "Además", prosiguió, "ha ido alardeando en los bares de que sabía qué le había pasado a los niños", en referencia no sólo a su hijo sino también al caso ocurrido en junio de 2012, en el que Ojeda Bordón abusó sexualmente de un niño de 9 años en el municipio de Santa Lucía de Tirajana. Por estos hechos ya fue condenado el pasado año a cinco años de prisión, pena que terminará de cumplir a lo largo de este 2018.

La familia indicó que tienen miedo a encontrárselo por la calle cuando esté en libertad. "Vive en el mismo barrio que nosotros, no es una persona que la veamos un día cualquiera en un coche, sino que te lo vas a cruzar cada día". "Queremos que se continúe con el procedimiento porque el auto de archivo no concuerda con lo que se investiga, queremos seguir adelante para que ese hombre confiese, estamos seguros de que fue el Rubio", declaró Ithaisa Suárez.

Los familiares de Yéremi Vargas mantienen una confianza plena en los agentes del Instituto Armado que llevan la investigación del pequeño. "La Guardia Civil ha demostrado que hizo un buen trabajo y sabe que los dos casos son muy parecidos". A esa semejanza se refirió el coronel jefe cuando explicaba los acontecimientos que habían acelerado el caso de Diana Quer. En la rueda de prensa apuntó: "Hay un caso muy parecido en Canarias", refiriéndose al de Yéremi Vargas, "donde sí pero no".

Y es que las semejanzas entre las dos investigaciones son numerosas. La principal es la forma de actuar de los que eran considerados por los investigadores como los principales sospechosos de ambas desapariciones. Tanto el Rubio como el Chicle volvieron a delinquir, repitieron el modus operandi que, supuestamente, habían llevado a cabo con Diana y con Yéremi. El primero actuó en 2012 con la violación a otro menor de edad en una chabola situada en un barranco del sureste de Gran Canaria en 2012. El Chicle lo hizo el pasado 25 de diciembre cuando trató de meter a otra joven en el maletero de su coche.

La diferencia radica en que el Chicle no pudo secuestrar a esta última víctima, sino que ésta se pudo zafar cuando otras dos personas acudieron al escuchar gritos. La chica memorizó parte de la matrícula del vehículo y ello condujo a la Guardia Civil al ya confeso autor del crimen de Quer, que después de ser detenido y tras derrumbarse las coartadas que tenía, una vez que su pareja sentimental y sus cuñados rectificaran sus declaraciones, reconoció los hechos. El Rubio, en cambio, se desmarca de la desaparición de Yéremi pese a que acudió a las dependencias policiales a declarar que sabía datos sobre su caso y alardeó de ello ante presos de una cárcel de Algeciras en la que estuvo interno por la violación al otro menor.

Pese a que nada se conoce del paradero del niño, que cuando fue visto por última vez tenía siete años, Suárez reconoce que al ver cómo se cerraba el caso de Quer también vivió una cierta alegría. "Nos ponemos en su piel y han tenido muchísima suerte; por ese lado, dentro de la tragedia, estamos contentos por ellos porque por lo menos van a poder pasar página", señaló.