La Policía Nacional agradece la colaboración ciudadana para la localización y detención de los dos hombres presuntamente implicados en el atropello que costó la vida a Carter Carson, un niño irlandés de diez años, el pasado jueves 29 de marzo en Adeje. Un policía nacional fuera de servicio envió a los agentes una fotografía del vehículo del atropello, un Alfa Romeo modelo 145 de color rojo y llantas negras. La imagen se convirtió en una pista reveladora para orientar la investigación.

Los dos acusados, el conductor del vehículo, de 39 años, y su acompañante, de 34, pasaron ayer por la mañana a disposición judicial "con las numerosas pruebas recopiladas" tras un operativo "a contrarreloj" que apenas duró 24 horas desde que la Policía Nacional recibió el aviso del suceso, según explicó Carlos Ludeña, jefe de la comisaría del sur de Tenerife.

Tal y como aclaró el comisario, se trata de dos ciudadanos de Letonia "sin antecedentes penales relevantes para el asunto" que se dedicaban a la construcción. Uno de ellos llevaba apenas unos días residiendo en Tenerife, mientras tanto, el otro llevaba más tiempo. "Corresponde a los tribunales y al juzgado correspondiente determinar la responsabilidad y culpabilidad de los detenidos", aseveró Ludeña.

El atropello se produjo durante la tarde del Jueves Santo, en torno a las 20.30 horas, en la zona próxima al centro comercial Gran Sur en Adeje. Al tratarse de un accidente de circulación, en un principio fue la Policía Local del municipio la encargada de intervenir. Sin embargo, una vez que se tuvo conocimiento de la gravedad del incidente y de la fuga de los autores, se trasladó el caso a la Policía Nacional y a la Comisaría del Sur de la Isla.

Partiendo de las declaraciones de los testigos de la zona y con la ayuda de la imagen del coche recibida, se inició la investigación. El seguimiento "se complicó enormemente" cuando la policía descubrió que el vehículo había sido vendido cuatro años antes por 250 euros. El comisario detalló que se trata de un coche "de desecho" que pudo haber cambiado de propietario varias veces. "Cuando pudimos hablar con el propietario original, que lo vendió hace cuatro años, no pudo aportar nada sobre la ubicación del automóvil ni sobre quién lo conducía", indicó Ludeña.

Finalmente fue localizado en el interior de un garaje, lejos de la zona del atropello. Se trata de un espacio relacionado con los autores, tal y como señaló Secades, si bien es cierto que no se concretó cuál era el vínculo. Por el momento, no hay datos reveladores acerca del estado del conductor en el momento del incidente ni de la velocidad a la que circulaba.

Además de la colaboración de la ciudadanía, la Policía Nacional destacó el esfuerzo de los cuerpos de seguridad y su rapidez ante la gran atención de las redes sociales y los medios de comunicación que "estaban muy pendientes del caso".

En menos de 24 horas se localizó al conductor y al copiloto, quienes confesaron haber sido los autores del atropello. El subinspector Víctor Secades concretó que se necesitó un intérprete de ruso para poder tomar fielmente las declaraciones de los acusados que, en un primer momento, se acogieron a su derecho a no declarar.

El comisario insistió en la peligrosidad de los bulos que circulan a través de las distintas plataformas de comunicación social como consecuencia de la velocidad y resultado de "aventurarse a trasladar datos sin base y sin veracidad". Uno de los errores que circuló y que fue desmentido ayer por parte de la Policía Nacional versaba sobre el posible parentesco entre los presuntos autores del atropello y el menor fallecido.

Los dos arrestados pasaron toda la jornada de ayer en dependencias judiciales de Arona prestando declaración. Sobre las nueve de la noche, el juez encargado del caso decretó prorrogar la detención a la espera de contar hoy con los informes periciales elaborados por los peritos forenses, según comunicó anoche el portavoz del Tribunal Superior de Justicia de Canarias.

Repatriación

Charlenne Dinnen, una amiga cercana de la familia del niño fallecido ha iniciado una campaña a través de internet con el propósito de recaudar dinero para la repatriación a Irlanda y el funeral del pequeño. Ya ha recopilado más de 4.000 libras esterlinas, que equivalen a unos 4.500 euros.