Es un modus operandi habitual entre los hackers. Mediante un correo electrónico consiguen instalar un programa en el ordenador, que después infecta al resto de computadoras y encripta los datos guardados en los sistemas. La solución para recuperar la información es pagar un rescate. Esto le ocurrió a la empresa Duke Fotografía, una de las más importante de este sector no sólo en el Archipiélago sino también en ámbito nacional gracias a las ventas por Internet.

Un ataque mediante los denominados ransomware, que exigen el pago de una cantidad de dinero para volver a tener acceso a los ordenadores, hizo que el pasado lunes tuvieran que retrotraerse en el tiempo y facturar con papel. Los 'piratas' informáticos pedían 4.000 dólares -3.333 euros- en monedas bitcoins, a lo que la empresa se negó ya que tenía una copia de seguridad que les permitió restablecer el sistema horas después sin mayores incidencias.

Fuentes consultadas indicaron que todo ocurrió a través de un correo electrónico en el que se invitaba a acceder a una determinada web. Uno de los empleados de la empresa pinchó y eso hizo que el programa dañino se esparciera por la intranet, inhabilitándola de manera inmediata. Un mensaje avisó de lo que ocurría: un troyano se había instalado en la red, encriptándola hasta que los afectados pagaran 4.000 dólares a cambio de recibir una clave para proceder a desencriptarlo y seguir con el trabajo habitual.

En el caso que afectó a Duke Fotografía, el pago se tendría que haber realizado mediante las ahora conocidas como bitcoins o criptomonedas. Duke Fotografía actuó como recomiendan los expertos, evitando en cualquier caso proceder al pago de la cuantía solicitada ya que tampoco hay seguridad de que se puedan recuperar a información perdida. No lo hicieron porque contaban con una copia de seguridad que les permitía restablecer todos los datos y así eliminar el ramsonware.

Esta medida preventiva les permitió en menos de 24 horas volver a la normalidad, aunque durante el pasado lunes se vieron obligados a elaborar las facturas a mano al estar el sistema inhabilitado.

Este tipo de ataques están a la orden del día, sobre todo en grandes empresas donde cientos de empleados comparten una misma red. Así le ocurrió a Telefónica, que hace casi un año -el 12 de mayo de 2017- se vio afectada por un ramsonware, que se extendió por los ordenadores de sus trabajadores. La compañía ordenó a quienes tuvieron un mensaje en la pantalla que solicitaba el pago de una cierta cuantía de dinero en criptomonedas.

Dos meses después, en julio, otro nuevo ataque a nivel global paralizó multinacionales como la naviera danesa Maersk, la más grande del mundo. El movimiento de sus buques sufrieron importante retrasos y algunos puertos quedaron prácticamente paralizados.