El vecino de La Matula que hace ahora una semana acabó con la vida de su pareja al asestarle al menos cinco puñaladas en la espalda con un cuchillo de cocina continúa en estado "muy grave". Ángel, de 64 años, sigue ingresado en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, adonde fue evacuado poco después de que ocurriera el suceso al sufrir quemaduras de segundo y tercer grado en el 50% de su cuerpo tras, supuestamente, provocar una deflagración en la vivienda.

El Grupo de Homicidios de la Policía Nacional está a la espera de que el presunto autor del crimen machista evolucione en su estado de salud para así poder tomarle declaración sobre lo ocurrido la mañana del pasado 8 de junio. Fuentes cercanas a la investigación aseguraron que continúa en coma inducido y que, por ahora, no ha presentado ninguna mejoraría a lo largo de la última semana por lo que continúa en estado muy grave.

La declaración de Ángel se presenta como una pieza clave para conocer qué ocurrió en el interior de la casa terrera situada en el número 31 de la calle Felicidad del citado barrio capitalino. El pasado fin de semana los forenses del Instituto de Medicina Legal realizaron la correspondiente autopsia al cadáver de Marisa A. F., de 49 años, y comprobaron que presentaba varias heridas de arma blanca en la espalda. Como precisaron fuentes consultadas, tenía al menos cinco cuchilladas que acabaron con su vida.

La hipótesis con la que trabajan los investigadores es que Ángel primero, supuestamente, asesinó a su pareja sentimental para después inundar de humo el domicilio con la intención de provocar una explosión. El objetivo, como precisaron las mismas fuentes, pudo ser ocultar cualquier rastro del crimen, quemar a su esposa o tratar de quitarse la vida después de cometer el asesinato. En cualquier caso, se está a la espera de su declaración para así determinar el motivo.

La explosión finalmente no se produjo ya que antes hubo una deflagración que hizo estallar los cristales de la habitación situada a la derecha de la entrada del inmueble. Esto alertó a los vecinos de enfrente, quienes no dudaron en tirar abajo las dos puertas de la vivienda, la primera de ellas, de metal, con una pata de cabra y la segunda, de madera, de una patada; para rescatar al matrimonio que en ese momento yacía en el pasillo central de la vivienda.

Ella estaba situada cerca de la habitación donde se había producido el incendio, ya en parada cardiorrespiratoria como pudieron comprobar los propios residentes de La Matula que comenzaron a realizar las tareas de reanimación cardiopulmonar. Él, a pocos metros, tenía la espalda completamente quemada así como otras partes del cuerpo. Tanto Marisa como Ángel fueron puestos en la escalera pública que divide esta empinada calle situada en la ladera sur del barranco de Guiniguada.

Mientras esperaban la llegada de los bomberos y los servicios sanitarios, los vecinos cogieron una manguera y apagaron los rescoldos de llama que había en el cuarto donde se produjo la deflagración, que apenas afectó al mobiliario. Ella falleció en el acto y a su presunto asesino lo trasladaron primero al Hospital Insular de Las Palmas de Gran Canaria y, posteriormente, en avión hasta Sevilla para su ingreso en la Unidad de Quemados del Hospital Virgen del Rocío, donde continúa en estado muy grave.