Los agentes que atendieron el pasado martes a la joven de 27 años que apareció en una calle de Puerto de la Cruz con un feto fallecido en sus brazos que acababa de abortar no dieron mucho crédito a su versión en un principio por inverosímil. La mujer explicó que había llamado al 112 y que la persona que la atendió le dijo que si en el transcurso del parto no había sangrado y el feto no tenía vida, que lo tirara a la basura o lo metiera en la nevera para al día siguiente llevarlo al hospital. La investigación, sin embargo, ha desvelado que sí contaba la verdad.

Las consecuencias no se han hecho esperar. El Servicio de Urgencias Canario (SUC) lo confirmaba ayer en un comunicado oficial: ha apartado de sus funciones asistenciales al médico que atendió por teléfono a la afectada cuando llamó al 112, ha abierto un expediente informativo con el fin de esclarecer los hechos y depurar responsabilidades a la mayor brevedad posible, y ha puesto a disposición de la Policía Nacional encargada de la investigación toda la información de que dispone sobre este incidente.

Los hechos se remontan al pasado martes, cuando un alertante anónimo llamó al 112 manifestando que se encontraba junto a una mujer, en plena vía en Puerto de la Cruz, que estaba acompañada de su hijo de 4 años y con un feto en sus manos que había abortado en la puerta del hotel Turquesa. Un taxista la acomodó en el interior de su vehículo a la espera de la llegada de las asistencias en la calle Antonio Ruiz Álvarez de la ciudad turística. Cuando las primeras dotaciones policiales llegaron al lugar, hallaron a la joven, N. L. A. P. G., natural de Santa Cruz de La Palma, con un feto sin vida envuelto en un paño en su regazo.

El Juzgado de guardia de Puerto de la Cruz que se hizo cargo de las pesquisas "entiende que la mujer "actuó en todo momento conforme a las indicaciones del técnico que le cogió la llamada" del 112, informó ayer el gabinete de comunicación del Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC). Según este comunicado, el Juzgado de guardia no va a practicar diligencias frente a la mujer que apareció con el cadáver del feto en su regazo pues no aprecia el menor indicio de delito.

El atestado policial registrado ayer por la mañana adjunta una grabación que prueba que la mujer, tras dar a luz por aborto espontáneo a un feto de entre 16 y 20 semanas y advertir que tenía apariencia de haber perdido la vida, telefoneó al 1-1-2, añade el TSJC. El audio se grabó como todas las gestiones que realiza este teléfono de emergencias del Gobierno de Canarias.

Grabación

Al otro lado de la línea se escucha en la grabación a un técnico que le dijo a la joven que si ella no había sufrido una hemorragia que aconsejara su ingreso hospitalario o bien tirara el cuerpo a la basura o lo envolviera en una manta y lo metiera en la nevera, para al día siguiente llevarlo a un hospital.

El Servicio de Urgencias Canario ha decidido, antes las contundentes pruebas, "apartar de las funciones asistenciales" al médico de su plantilla que atendió por teléfono a la afectada. "Ante este lamentable incidente, el SUC quiere manifestar su rechazo a dicha actuación, que considera inexplicable, al no responder a nuestros protocolos de actuación y no reflejar en absoluto nuestra vocación de servicio público, como se ha demostrado en los 24 años que lleva atendiendo las emergencias sanitarias de la población canaria", especifica el departamento en el comunicado. Una vez finalice el expediente informativo iniciado, se determinarán las medidas disciplinarias que se aplicarán a este facultativo, matiza el Servicio de Urgencias Canario. La mujer se encuentra ingresaba en un centro hospitalario y su hijo de cuatro años ha pasado a manos del abuelo de ésta. Este el segundo caso de la aparición de un recién nacido muerto en Tenerife. El caso anterior fue el del bebé que murió tras ser golpeado presuntamente por la pareja de la madre en La Matanza de Acentejo.

La Guardia Civil detuvo a este joven de 19 años después del informe preliminar de la autopsia que revelaba la presencia de hematomas en el cuerpo del bebé, sobre todo en tórax, cuyo origen no se pudo determinar con total rotundidad en ese primer examen, pero que en todo caso provocaron en el cuerpo de la menor lesiones internas como "fracturas en costillas" y "daños en órganos vitales como el hígado".