Un año ha transcurrido desde que el 10 y 11 de julio de 2017 dos sucesos, ocurridos durante esas jornadas, conmocionaron Gran Canaria. A pleno día del 10 de julio, la explosión provocada por una mujer en su vivienda de Agüimes con el propósito de quitarse la vida, lo que consiguió con el incidente; y, en horas de la madrugada del 11 de julio, el accidente que sufrieron una mujer y su hijo en la GC -500, a consecuencia de un derrumbe, cuando viabajan en moto en las inmediaciones de Taurito.

Con distinto saldo, la muerte de la mujer y las heridas de distinta consideración de quienes fueron víctimas del accidente de tráfico, ambos sucesos coincidieron en fecha hace ahora un año y apenas unas semanas después de comenzado el verano.

Tal como contó este periódico entonces, Marta Anturi y su hijo Brian, de 41 y 15 años de edad entonces, respectivamente, viabajan a bordo de una moto en la madrugada del martes, 11 de julio, cuando quedaron sepultados por un alud de rocas en la antigua carretera de Mogán, la GC-500, a la altura de Taurito.

Con un traumatismo en la cabeza de carácter leve, ella, y una fractura en una pierna, él, salvaron la vida milagrosamente.

Madre e hijo sospechaban que algún día ocurriría lo que les tocó vivir aquella madrugada. Salvaron la vida de forma milagrosa pues Brian quería tomar una foto panorámica del mar. Así que Marta ralentizó la marcha y justo cuando su hijo se disponía a disparar el flash escuchó un estruendo que le hizo reaccionar de inmediato. La cresta del risco del kilómetro 44 de la GC-500 había vomitado una lluvia de piedras. Fue gracias a sus reflejos como puedo esquivar algunos pedruscos, pero la gran riada de tierra que cubrió la zona terminó por sepultar a ambos bajo las rocas.

Ya bajo el alud de tierra los minutos se le hicieron interminables y Marta solo pensaba en que no cayeran más piedras. Al final, fueron muy afortunados pese a sus heridas y el gran susto de la experiencia.

Explosión en Agüimes

Algo que no ocurrió en el otro suceso trágico de aquella semana. La explosión en una vivienda, que estaba en la tercera planta de un edificio situado en la calle Alonso Quesada, en el casco de Agüimes, se saldó con la vida de Elena C. M, de unos cincuenta años, natural del municipio.

La deflagración, ocurrida a primeras horas de la tarde, provocó que la casa quedara prácticamente convertida en escombros, sin techo, ni fachada y que causara otros daños materiales en viviendas del inmueble y en el edificio colindante. Sin embargo, no hubo heridos ni por la explosión ni por el incendio posterior, que terminó por calcinar la casa.

En un primer momento, la conmoción y el miedo eran evidentes entre las decenas de vecinos que se agolpaban en los alrededores del lugar del suceso, ansiosos por saber qué había pasado y si había fallecidos o heridos. Con el paso de las horas, se fue recuperando la normalidad.

Y también con el paso de las horas los equipos de emergencias hallaron a la mujer entre los escombros tras un largo tiempo de incertidumbre.