El Cuerpo Nacional de Policía informó recientemente de la desarticulación de una red que se encargaba de manipular pistolas de fogueo para convertirlas en armas de las de verdad, de las que disparan cartuchos. La investigación duró casi un año después de analizar varios casos en los que siempre había un arma de este tipo de por medio. La organización criminal, a través de su intermediarios, conseguía ponerlas a la venta en el mercado negro en el que los compradores pagaban más de 500 euros para hacerse con una de ellas, según indicaron fuentes de la investigación.
La proliferación de este tipo de revólveres puso en alerta a los agentes del Grupo de Delitos Patrimoniales de la Brigada Provincial de la Policía Judicial. El primer caso se produjo el sábado día 5 de agosto de 2017, cuando un joven de 19 años de edad realizó varios tiros al aire en la calle Córdoba, en el barrio capitalino de la Vega de San José, después de mantener una discusión con su pareja sentimental.
En esta investigación tuvo una participación especial un agente de la Policía Local de Las Palmas de Gran Canaria, quien facilitó información muy relevante a sus compañeros de la Policía Nacional para la investigación de la procedencia del revolver después de que se encontraran varios casquillos en la zona aunque no había rastros del artefacto con el que se habían practicado los disparos.
Por ello, solicitaron un registro de la vivienda. Allí no se halló la pistola, que finalmente fue encontrada en la azotea del edificio.
A este caso le siguió otro en septiembre ocurrido en la calle Pedro del Castillo Westerling, en el distrito Puerto-Canteras de la capital grancanaria. Un hombre fue detenido cuando utilizó un arma de este tipo al ver que unas persona entraban en su vivienda para, presuntamente, reclamarle una deuda de drogas. La pistola incautada incluso tenía un cartucho en la recamara para ser utilizado. Cuando los agentes la analizaron, comprobaron que era de fogueo y que había sido perforada para convertirla en real. Su propietario aseguró que pagó unos 500 euros por ella.
Un mes después, nuevo caso en el barrio de La Isleta. Unos jóvenes habían mantenido una discusión y uno de ellos esgrimió un revólver. La Policía Local de Las Palmas de Gran Canaria acudió al lugar y encontró en un contenedor de la calle Anzofé una pistola de fogueo, que tenía además el número de serie borrado. Se trataba de un nuevo caso de una pistola simulada que era utilizada para amenazar a otras personas.
Y en noviembre ocurrió algo parecido en Tafira Baja. La Policía Nacional se personó en la parte alta de la capital grancanaria porque se estaba produciendo una pelea entre dos personas por una maniobra de aparcamiento. De por medio había aparecido un arma. Los agentes identificaron al joven de 26 años propietario de la misma, quien les guió hacia donde la tenía guardada detrás de un electrodoméstico de la cocina. Todos estos casos alarmaron a la Policía Nacional, que ya tenían avanzada la investigación para tratar de averiguar quienes estaban detrás de un mercado negro de pistolas.
De esta manera, la Jefatura Superior de Policía de Canarias informó el miércoles pasado que se había desarticulado una banda compuesta por cinco personas, así como que se habían realizado a cabo varios registros en el barrio de El Tablero, en el término municipal de San Bartolomé de Tirajana, como también en Las Palmas de Gran Canaria.
Esta organización tenía una estructura jerárquica bien definida ya que mientras unos se encargaban de perforar los revólveres de fogueo, otros tenían como objetivo ponerlas a la venta en el mercado negro sin levantar ninguna sospecha por parte de la Policías.
Una de las tareas era que terceras personas adquirieran las pistolas de fogueo en armerías de Gran Canaria y Tenerife. No dudaban incluso en trasladarlas hasta otras Islas para proceder a su venta. Los arrestados son cuatro hombres, de 27, 38, 42 y 48 años, y una mujer de 42. A cuatro de ellos se les acusa de ser integrantes de la organización criminal y a un comprador delito de tenencia ilícita de armas.
