Una mujer de 47 años y su hija de 26, ambas de nacionalidad marroquí, salvaron su vida en la madrugada de ayer tras la intervención de los agentes de la Policía Local de Arona, que lograron detener al compañero sentimental de la primera cuando regresó muy violento de su trabajo, manifestando que iba a matar a su jefe y a todo el mundo, motivo por el cual tanto su la madre como la hija tuvieron que saltar por el balcón del domicilio, desde un segundo piso y con una altura superior a los cinco metros, para evitar ser agredidas en Valle San Lorenzo, Tenerife.

Los hechos tuvieron lugar sobre la 01.47 horas del viernes cuando la patrulla policial recibió un aviso de la central donde alguien comunicaba que había visto a una señora corriendo a un turismo al tiempo que gritaba "que me matan" por la calle Trinidad de la citada localidad. Los componentes de la dotación policial hallaron a las víctimas, presas de un gran estado de agitación y nerviosismo. Una de ellas relató que la pareja de su madre, identificado como V. B. M., de 54 años, había regresado del trabajo muy violento y manifestando que "iba a matar a su jefe y a todo el mundo", motivo por el cual ambas abandonaron la vivienda saltando por el balcón.

La pareja del detenido apuntó que V. B. M. tenía dos armas de fuego en la casa, concretamente en el garaje y que al menos había efectuado dos disparos con una de ellas. En este instante, los agentes se aproximaron al domicilio y observaron al acusado, quien al ver llegar a los policías corrió hacia la zona del garaje, donde presumiblemente escondía las armas de fuego, por lo que los agentes le ordenaron el alto, a lo que hizo caso omiso.

Ante la posibilidad de que pudiese amenazarles con alguna de las armas de fuego, los funcionarios esgrimieron las suyas y le conminaron en varias ocasiones que saliese del inmueble, con las manos en alto. Tras varios intentos, V. B. M., abandonó el garaje sin portar nada en sus manos. Sin embargo, pronto comenzó a correr hacia los policías sobre los que se abalanzó con la intención de agredirlos ofreciendo tenaz resistencia, por lo que tuvo que ser convenientemente reducido. Mientras era conducido al coche patrulla insultó y amenazó a su pareja con frases tales como "hija de puta, cuando salga de esta te voy a matar, esto lo pagas".

La víctima contó que en un momento que su pareja se había despistado consiguió quitarle el arma de fuego y la escondió en un bolso de deportes que se encontraba en la escalera.

Cuando los agentes entraron en el domicilio hallaron la bolsa en cuyo interior había un revólver de la marca Ekol Viper de seis pulgadas, con una mira telescópica. En el garaje se encontró una carabina de aire comprimido de la marca Gamo, del calibre 5,5, así como un cartucho de 9 milímetros parabellum, dos vainas utilizadas del mismo calibre, otra del 22 y otras tantas simulando munición. La Policía Local sospecha que debido a su profesión, cerrajero, fabricó el revólver con el que efectuó los disparos y al cuarto se le bloqueó el tambor.

La compañera del detenido enseñó a los agentes un calentador de agua que se encontraba en el suelo donde al parecer habían impactado los proyectiles que había disparado instantes antes, observando que tenía cuatro orificios. El detenido fue puesto a disposición judicial acusado de un supuesto delito de violencia de género, tenencia de armas, atentado contra agentes de la autoridad, resistencia y desobediencia.