Quema intencionada de parte del árbol sagrado Garoé en El Hiero

Para la corporación insular se trata de un acto de "barbarie, maldad, inconsciencia y todos los peores calificativos que podemos ponerle a la acción malvada e intencionada de alguna mente humana que ha dañado el mayor símbolo legado por nuestros antepasados, el árbol sagrado de El Hierro, el Garoé". Según el Cabildo, personal del Centro de Interpretación del Garoé observó una gran quemadura en una de sus ramas, producto de un acto vandálico que dañó parte de su corteza. "Hoy nuestro mayor distintivo de la supervivencia del bimbache y del herreño, y de nuestra dependencia por el agua, ha sido víctima de la intolerancia", expresa en una nota.

La presidenta Belén Allende informó de que se ha presentado la correspondiente denuncia para investigar este hecho y proceder a localizar a quien haya cometido esta "fechoría sin precedentes en la historia de este mítico árbol". La dirigente insular mostró su tristeza por lo acontecido y señaló que hoy "el Garoé no mana agua, sino lágrimas de dolor ante este atentado sin nombre".

Este ejemplar data del año 1949, aunque sus orígenes históricos se remontan al siglo XVII, cuando un huracán lo derribó y no fue hasta el pasado siglo cuando se sustituyó por el actual laurel. Este mítico árbol se encontraba en una zona cercana a Tiñor, en una ladera constantemente bañada por el alisio, y a unos mil metros de altura. Se sabe que el Garoé era de impresionante tamaño y que su tronco tenía un metro y medio de diámetro.

Cuenta la leyenda que los bimbaches decidieron ocultar su presencia a los castellanos, convencidos de que si no daba agua estos abandonarían la Isla. Sin embargo, Agarfa, una joven bimbache enamorada de un soldado andaluz que formaba parte de la expedición, lo condujo hasta el árbol, traicionando así a los suyos. Poco después Armiche, el Mencey, fue capturado y con él todos aquellos que lo seguían y defendían.