La Sección Sexta de la Audiencia Provincial de Las Palmas ha condenado a Juan Francisco A. Q., de 27 años, a nueve años de cárcel por abusar sexualmente de un menor de 13 años en su casa del barrio capitalino de Ciudad del Campo de manera continuada y prevaliéndose de una relación de superioridad. El condenado ya fue acusado de cometer este mismo delito contra tres niños, de entre 4 y 8 años, durante una acampada en Pasito Blanco en el año 2012, aunque esta causa quedó archivada al carecer de datos suficientes para comprobar lo ocurrido.

La sentencia recoge que en abril de 2016 la víctima acudió junto con su madre a la vivienda de una amiga, con quien mantenían una relación "casi familiar", donde también se encontraba el hijo de ésta. Según el testimonio relatado por el menor, se llevaba bien con el ahora condenado, aunque amigos suyos le habían avisado de que este último había cometido abusos sexuales contra otros niños en relación al caso ocurrido en 2012. Los hechos que ahora se fallan ocurrieron un día en que el denunciante se encontró al mayor de edad en su habitación desnudo. Fue entones cuando ocurrieron los abusos sexuales, en los que hubo tocamientos y penetraciones.

Las psicólogas forenses indicaron durante el juicio que el testimonio del afectado era verosímil pese a que en un principio la madre del mismo no quiso creer lo que había ocurrido. La progenitora conoció lo que había ocurrido después de que el menor se lo contara a un prima suya, que a su vez es madre de otros dos menores que con anterioridad habían denunciado a Juan Francisco A. Q. por abusos sexuales que posteriormente fueron archivados.

Durante el juicio, el acusado negó lo ocurrido y apuntó que conocía a la víctima aunque de un trato de "hola y adiós", pero siempre que estaba en su casa era "con gente". Y achacó la denuncia a un conflicto de seguros con un tercero, quien, según la versión de Juan Francisco A. Q., dio dinero a la madre del menor para que manifestara que había sido víctima de los abusos.

El tribunal, presidido por el magistrado Emilio Moya, consideró probada la versión del menor, por lo que condenó a Juan Francisco A. Q. a nueve años de prisión, una libertad vigilada por diez años después de la pena de cárcel, una indemnización de 50.000 euros a la víctima por los perjuicios morales y una inhabilitación para el desempeño de trabajos que impliquen el contacto con menores durante 15 años, según recoge el fallo.

En cuanto a los hechos acaecidos en 2012, estos sucedieron en el mes de noviembre durante una acampada en el sur de Gran Canaria. Los tres menores, también vecinos de Ciudad del Campo, aseguraron que Juan Francisco A. Q. les había realizado tocamientos y peticiones de sexo oral. Estos mantuvieron en secreto lo ocurrido durante una semana ante las amenazas de muerte que, supuestamente, les hizo Juan Francisco A. Q. "Esto es sólo un juego", les comentaba. Sin embargo, los familiares finalmente acudieron a la Policía Nacional para presentar una denuncia. El joven fue detenido y puesto a disposición judicial, quien decretó su puesta en libertad. Un auto judicial fechado el 6 de noviembre de 2013 decretó el archivo de esta causa al no contar con pruebas suficientes para enjuiciarlo.