Muy desagradable es para el periodista comentar el fallecimiento de una compañera de profesión, y, además, excelente amiga. Me refiero a Margarita Sánchez Brito. Inenarrable e incomparable el dolor que significó perder a una colega y compañera de profesión -aunque ya jubilados ambos-.

Si como nos enseñaron en la Facultad, "el periodista nunca debe ser noticia", Margarita Sánchez Brito lo ha sido porque se trata de algo íntimo que afecta directamente a nuestra profesión, porque fue la primera mujer canaria en graduarse en Periodismo y, además, porque fue una magnífica y entrañable compañera, y una gran profesional que se convirtió en excelente amiga a través del trato que mantuvimos desde jóvenes.

Nacida en Las Palmas de Gran Canaria en 1930, cursó Periodismo en la Escuela Oficial de Madrid donde se graduó en 1956, tras superar brillantemente la reválida y defender su trabajo de investigación sobre La Prensa Infantil, cuya amplia referencia publicó la revista Mujeres en la Isla en febrero de 1960. Durante su estancia en Madrid, escribió en Pueblo y en Ya. Concluidos sus estudios fue inscrita en el Registro Oficial de Periodistas con el número 3.063 y trabajó como redactora en la revista Senda hasta que decidió regresar a Las Palmas de Gran Canaria para trabajar en Falange (años más tarde El Eco de Canarias) y Hoja del Lunes. Colaboró también en la revista Mujeres en la Isla, en su segunda etapa, y también lo hizo en LA PROVINCIA.

Margarita Sánchez Brito fue una mujer encantadora: femenina, cordial, amable. Su abuelo fue un vasco encariñado con Canarias. Ella hablaba mucho de su padre, "militar que dejó huella en mí", según nos comentó. Pero la gran figura familiar fue su madre, Antonia Brito Pérez, maestra de escuela y profesora de piano, nacida en Arucas y que en Las Palmas de Gran Canaria enseñó mecanografía a generaciones de alumnos, en aquellos tiempos equivalente a lo que hoy son las academias de informática o centros de Formación Profesional. Tío suyo fue el ilustre hijo de Tejeda, magistral de la Catedral de San Cristóbal de La Laguna y profesor de la Facultad de Derecho a la Universidad de La Laguna, Heraclio Sánchez Rodríguez.

Margarita Sánchez Brito dejó escritos recuerdos entrañables de su vida familiar en su obra Nuestra vieja casa, en la que nuestra compañera se reveló como delicada y excelente narradora. Un precioso libro del que Margarita me regaló un ejemplar, autografiado, que, como suele ocurrir, un día se presta y su destinatario se "olvida" devolver. ¡Cuánta pena siento ahora por no recrearme con su lectura! Margarita perteneció a una generación de periodistas que casi desapareció con la muerte de El Eco de Canarias, generación de los que sólo en actividad creadora e investigadora se mantienen -¡y ojalá que por muchos años!- nuestro querido compañero y amigo Pedro González-Sosa, cronista oficial de Santa María de Guía.

Lamentamos su ausencia. Su cuerpo descansa en el cementerio de San Lázaro. El recuerdo permanecerá siempre en nuestra memoria. Descansa en paz, Margarita.