El hombre que se confesó un yihadista convencido y que fue detenido por el Servicio de Información de la Guardia Civil (SIGC) de a Comandancia de Santa Cruz de Tenerife, elaboró un bazooka casero con un tubo de acero galvanizado que cargó con pólvora y al que añadió una bola de hierro como proyectil, con el que llegó a disparar.

El implicado, E. M. C., aprendió a elaborar bombas a través de internet y compartió estos conocimientos con cuatro amigos a los que transmitió su saber.

Este profundo conocimiento fue lo que obligó a la Guardia Civil a reventar la operación ya que llegó a poner en práctica este tipo de conocimientos en su casa. De hecho, los guardias civiles encontraron en su domicilio cloratita y sulfato de cobre y pólvora, elementos químicos necesarios para elaborar artefactos explosivos caseros, así como armas de fuego y cartuchería.

E. M. C., fue arrestado después de que la Guardia Civil constatase que había experimentado un rápido y profundo proceso de auto-radicalización. Para ello se dedicó a consumir gran cantidad de material propagandístico violento, difundido por productoras mediáticas afines a grupos terroristas yihadistas, principalmente Al Qaeda y Daesh.

El investigado se derrumbó y confesó ante el titular del Juzgado Central de Instrucción nº 3 y la Fiscalía de la Audiencia Nacional, los hechos por los cuales fue arrestado por la Guardia Civil, así como su profundo odio a los que denominó infieles, motivo por el que ingresó en prisión provisional. El imputado anunció a las personas de su entorno, entre ellos sus amigos que algún día se haría famoso y que no temía a las posibles consecuencias.