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San Bartolomé de Tirajana

Un prófugo escondido en el barranco

Francisco Mejías salía de la cueva por las noches para buscar fruta u hortalizas en la finca cercana junto a Taidía | No volvió a la cárcel en diciembre tras un permiso

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Barranco donde se ocultaba el preso fugado Francisco Mejías

Francisco Mejías González, de 53 años, que cumple una condena de 19 años de prisión por asesinar a su exmujer en 2004 y que era buscado desde el 28 de diciembre de 2018 por no regresar a la cárcel tras finalizar un permiso penitenciario, estuvo escondido con mucho sigilo durante unos cincuenta días en una cueva y en un cañaveral en el barranco de Vuelta Oscura, junto al pago de Taidía, en el municipio de San Bartolomé de Tirajana, y a poco más de unos tres kilómetros de Rosiana y de la linde con el término municipal de Santa Lucía de Tirajana.

El prófugo no se dejaba ver durante el día y se desplazaba, aunque poco, durante la noche para buscar alimento. Caminaba unos cincuenta metros para servirse de algunas frutas y hortalizas en una finca muy cercana. El hecho de haber ido a una casa próxima en el barranco "para freír algo de comida", como señaló un vecino, sirvió para confirmar la sospecha de que se hallaba en este lugar recóndito y de difícil acceso por un camino estrecho y pedregoso.

"Claro que estamos tranquilos porque, quieras o no, teníamos algo de miedo" afirmó Juan Francisco, propietario de la casa rural Francisco Torres, desde la que se divisa perfectamente la zona en la que se ocultaba Francisco Mejías, quien fue detenido la noche del pasado martes por agentes de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco) de la Brigada Provincial de la Policía Judicial de la Policía Nacional.

"Parece que siempre estaba solo y se movía de noche. Me dijeron que lo vigilaban y que sobre las 20 horas del martes los policías decidieron ir a por él cuando salió de la cueva y fue hacia la finca, donde lo atraparon en el llano donde está el estanque", agregó.

Mari Pérez, quien vive en el pueblo de Santa Lucía, también está más tranquila. Sus padres octogenarios residen en una casa que está también en un lateral del barranco de Vuelta Oscura y próxima a la casa rural Francisco Torres. "Nunca lo vio nadie. Salía por la noche para coger naranjas, piñas o limones. Él no hizo daños en las semanas que estuvo ahí, pero ahora estamos más tranquilos", comentó Mari Pérez.

Esta mujer reconoció que sospechaba que Mejías, condenado por asesinato por 36 puñaladas, podía estar oculto en esta zona porque "durante muchas ocasiones nos dimos cuenta de que en el barranco y en varias laderas se encontraban personas, generalmente en pareja, de forma discreta, que no eran del pago, ni de Santa Lucía, y que estaban en horas poco habituales, como por la noche y como vigilando".

Un trabajador, que circulaba con un turismo y que prefirió conservar el anonimato, señaló ayer que "se rumoreaba que estaba allí, pero no sé por qué se argumentaba. Se dice también que la finca no es de familiares suyos, si no de una las últimas mujeres que fue o es pareja suya".

El arrestado Francisco Mejías pasó ayer a disposición judicial y reingresó también este miércoles en la prisión de Juan Grande, en el municipio de San Bartolomé de Tirajana, donde cumple condena de 19 años -ya lleva 14- por asesinar a su exmujer en 2004 en Telde. A este tiempo de pena por cumplir por parte de Mejías González se añadirán los días que pasó en paradero desconocido. Al reo se le abrió un procedimiento por quebrantamiento de condena y otro por amenazas a su expareja, una persona distinta de la fallecida.

En el registro del escondite del fugado, los agentes hallaron un cuchillo de unos 25 centímetros de hoja entre sus pertenencias personales.

Francisco Mejías González, que tuvo permiso penitenciario el pasado mes de diciembre, tiene dos órdenes de alejamiento sobre dos mujeres al haberlas amenazado de muerte durante otros permisos. Los policías comprobaron que al arrestado le constaban dos órdenes de detención en vigor por sendos juzgados de Gran Canaria.

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