Como si se tratara de la película Cadena Perpetua, pero en esta ocasión ocurrió de verdad y en Las Palmas de Gran Canaria. Un preso de la prisión de Salto del Negro fue sorprendido el pasado domingo con un agujero en su celda para intentar escaparse. La arena que dejó en una de las dependencias de la cárcel alertó a los funcionarios. El reo, que cumple una condena de nueve años, fue detenido por un intento de fuga.

El sábado por la tarde, M. G. H. había sido cambiado de celda. Se encontraba en el módulo de observación de conducta después de malos comportamientos durante las últimas semanas. No permaneció ni un día en la nueva habitación. En cuestión de diez o doce horas consiguió realizar el boquete. Primero desmontó una playera que contiene un trozo de platina en el interior. Albañil de profesión en el centro penitenciario cuando su conducta era ejemplar, sabía que erosionar el bloque entero era imposible por lo que buscó las juntas y empezó a rasgarlas. Cuando se le desgastó la platina, cogió un bastidor que desmontó del marco de la ventana y continuó. Trabajó durante toda la madrugada hasta conseguir retirar un trozo de bloque. Apenas hizo ruido. Tampoco levantó sospechas.

Ya por la mañana, los funcionarios acudieron a abrir la celda para que bajara a desayunar junto a su compañero de celda. Cuando inspeccionaron la habitación se dieron cuenta de que algo fallaba. Había un cubo que contenía restos de escombros. Primero miraron debajo de la cama y encontraron piezas metálicas de la ventana. De repente, movieron una toalla que estaba colgada en la pared y descubrieron el agujero de unos veinte centímetro de ancho. La sorpresa fue mayúscula, según indicaron las fuentes consultadas. Allí estaba, el butrón al más estilo Andy Dufresne, personaje caracterizado en el citado largometraje por el actor Tim Robbins, que daba a una zona de tránsito de vehículos para llevar provisiones a la cocina del centro penitenciario. Su objetivo: introducirse en alguno de los camiones para poder así escapar de las instalaciones penitenciarias.

Los funcionarios de prisiones pusieron en conocimiento del director de Las Palmas de I lo que había sucedido y bajaron a la sala en la que se encontraba M. G. H., un reo conocido por los trabajadores al llevar unos veinte años entrando y saliendo al Salto del Negro, para proceder a ponerle las esposas. En ese momento, el interno se resistió e incluso les agredió, provocándole diferentes lesiones que han motivado que dos de los funcionarios se encuentren de baja laboral, según indicó Ricardo Fuentes, portavoz del sindicato ACAI-UGT, a Antena 3 Canarias, que informó ayer en exclusiva de lo sucedido en el informativo regional.

El compañero de celda también fue retenido. En este sentido, las fuentes consultadas precisaron que al no haber avisado a los funcionarios de los propósitos del preso, se le activa el mismo protocolo. Sin embargo, en principio se descarta que participara en el 'operativo' de fuga puesto que se mostró colaborador después del descubrimiento y porque, a diferencia de M. G. H., tenía las manos completamente limpias. Y es que el protagonista de la historia tenía las palmas destrozadas de pasarse toda la noche rasgando la pared de la habitación. En cualquier caso, también se le abrió una investigación.

La celda fue clausurada de inmediato a la espera de que se subsane el boquete. Mientras tanto, el recluso ya ha sido remitido a un módulo de aislamiento y es probable que durante los próximos días sea trasladado a la cárcel de Juan Grande - Las Palmsa II e, incluso, sea enviado a un centro penitenciario de la Península como condena a su intento de fuga.

Las fuentes consultadas apostillaron que la operación que planeaba el reo tenía pocos visos de que acabara con éxito puesto que, indicaron, si se introducía en un camión aún tenía que pasar por varios filtros de seguridad antes abandonar el centro penitenciario.