China es el nombre de la perra pitbull que fue metida en una maleta y tirada en un contenedor de la calle Los Molinos, en Santa Cruz de Tenerife, el 30 de octubre de 2012. Cuando ocurrieron los hechos la llamaban Isa y, tras ser rescatada viva del depósito de basura y llevada al refugio comarcal de Valle Colino, se la identificó como Milagros, precisamente porque se consideró un hecho extraordinario que unos vecinos le salvaran la vida apenas 20 minutos antes de que el camión de recogida de residuos hiciera su trabajo, lo que hubiese supuesto, con total seguridad, la muerte del can.

El martes tuvo el privilegio de asistir al juicio contra el hombre acusado de maltratarla. Y lo hizo en calidad de testigo-perjudicada. Uno de los motivos de esa citación fue que los testigos humanos pudieran verificar que esa hembra de pitbull fue la que sacaron de entre los desperdicios. Y todos los vecinos confirmaron que, efectivamente, ese era el animal que sufrió la desesperación de verse encerrada y que mordió la maleta hasta hacer un agujero por el que ya pudo respirar y a través del cual se oyeron sus gemidos. Poco después, el veterinario que actuó como perito, Fernando Naval, ratificó que la pitbull que estaba en la sala era la misma a la que atendió al día siguiente del hallazgo.

Pero otro de los argumentos por el que la autoridad judicial permitió su entrada en el Palacio de Justicia y en la sala 15 del edificio fue ratificar que China no es un ejemplar agresivo, a pesar de que pertenece a una raza potencialmente peligrosa. Así lo planteó ayer la jueza del Juzgado de lo Penal número 1 de Santa Cruz de Tenerife, Sandra Barrera, en declaraciones a la cadena SER.

Efectivamente, la perra se mostró inquieta, pero ni un ladrido ni un gesto de violencia hacia las personas que se hallaban en la sala. Unas veces estaba pendiente de su dueña, una ciudadana que reside en la capital tinerfeña, y ponía sus patas delanteras sobre los muslos. Otras, se echaba en el suelo o buscaba las caricias del acompañante de su propietaria. Y casi siempre moviendo el rabo.

La jueza explicó que la "operación" para salvar a la pitbull fue un ejercicio colectivo de solidaridad. Un vecino, Francisco, estaba en el balcón cuando vio que el hoy procesado sacó una maleta azul del edificio y regresó sin ella. Y en esa misma maleta fue encontrada la perra. Otra ciudadana oyó unos gemidos cuando pasaba por la acera y decidió abrir el contenedor. Y con el mismo espíritu ayudaron las diferentes personas que colaboraron para salvar a Isa, Milagros o China. La jueza señaló en la citada emisora que el can "no llegó a morir y hoy es feliz". Para Barrera, los animales deben tener "deberes y derechos". Y, en este caso, "como perjudicada" consideró pertinente que estuviera en la sala. También la citó en "calidad de testigo" y due la representante del ministerio fiscal.