Dos inquietantes desapariciones de dos mujeres jóvenes han concluido esta semana de una misma forma: con final feliz. Aunque en circunstancias bien distintas, las dos han sido encontradas bien y sin que mediara la mano criminal.

Natalia Sánchez Uribe, mallorquina de 22 años y estudiante en la Universidad Autónoma de Barcelona cursa una beca Erasmus en París y se le perdió el rastro desde el pasado 1 de mayo en la ciudad de la luz. Mientras, el paradero de la azafata polaca Amelia Baran , de 36 años y residente en Palma , se desconocía desde el sábado 4 de mayo.

Ante la ausencia de noticias de Natalia y la imposibilidad de contactar con ella, sus padres, residentes en Palmanova , denunciaron su desaparición en la capital francesa ante la Guardia Civil. Estos, a su vez, se pusieron en contacto con la policía francesa para hacer constar que se trataba de un caso inquietante.

A medida que iban trascendiendo datos, esta inquietud no hacía sino aumentar. No había acudido a la cita que tenía con el casero para devolverle las llaves recoger sus pertenencias cuando iba a mudarse de piso.

Pero las alarmas se desataron cuando apareció en un parque, próximo a la universidad donde cursa estudios con una beca Erasmus, la mochila de Natalia. En el interior se encontraba su ordenador portátil y su teléfono móvil, pero de ella no había el menor rastro. Este hecho apuntaba a una posible mano criminal y que no se tratara de una desaparición voluntaria.

Ante la creciente zozobra, los padres de Natalia Sánchez se trasladaron a París para conocer 'in situ' las últimas noticias sobre el paradero de su hija. Además, la familia de la joven mantuvo un estrecho contacto con la oficina consular en París para que les informara del desarrollo de los acontecimientos.

Sin embargo, el caso dio un vuelco inesperado el pasado miércoles. El padre de Natalia fue informado de que una joven ingresada en el hospital Henry Ey de París, indocumentada y que no había revelado su nombre, se encontraba ingresada allí. Una patrulla de la policía francesa la halló desorientada en la calle y la trasladó al centro sanitario.

Sin mano criminal

El progenitor acudió al hospital y, efectivamente, la paciente se trataba de Natalia Sánchez. No se detectó en la joven que hubiera mano criminal ni restos de droga en su organismo. Tras el feliz reencuentro, su familia ha pedido respeto por su intimidad.

Bien distinto es el caso de la desaparición de la azafata polaca Amelia Baran. Su desaparición fue denunciada el sábado 4 de mayo y el Paseo Marítimo de Palma y El Molinar fue llenado de carteles con su fotografía.

Agentes de la Policía Nacional también iniciaron una investigación para averiguar su paradero. En primer lugar, interrogaron a sus amigos y a su entorno más cercano. Testigos decían haberla visto en el Paseo Marítimo y apuntaba a una desaparición voluntaria. Un agente fuera de servicio reconoció a la j oven en el centro comercial Porto Pí y avisó a la central. Una patrulla acudió y certificaron que estaba en buen estado.