"Tenemos miedo; nos queremos ir de aquí". Quien hace esas declaraciones es un vecino de la calle capitalina Molino de Viento, conocida por ser una de las zonas donde se practica la prostitución "con la que siempre hemos convivido sin problema". Sin embargo, durante los dos últimos años la sensación de seguridad se ha asentado en el tramo que va desde el colegio Aguadulce a la Delegación del Gobierno por las numerosas reyertas, peleas y venta de drogas que, según los residentes, tienen su origen en una casa ocupada situada en el número 6.

Lo ocurrido el pasado martes es una de las gotas que ha colmado el vaso de la paciencia de los vecinos. Una pareja acudió a la vivienda terrera con amenazas a sus ocupantes, propinando patadas y vociferando insultos, además de esgrimir uno de ellos un cuchillo de unos 15 centímetros de hoja. El enfrentamiento acabó con la mujer que ocupa el domicilio con heridas en la cara al, supuestamente, recibir el impacto de una piedra. Una ambulancia la trasladó al hospital ante las brechas que tenía en el rostro. Uno de lo residentes grabó parte de la secuencia de la pelea, que ha alarmado a quienes viven entre las calles Jerónimo Falcón y Aguadulce.

"Esto es insufrible, me voy a ir ya. Mi pareja se ha ido a la Península y me ha dicho que en septiembre, cuando vuelva, nos vamos a vivir a otro lado", asegura uno de los afectados, quien, como todos, prefiere mantener el anonimato ante los problemas que pueden surgir con sus vecinos si dan la cara. Esta persona añade que durante los últimos meses ha visto de todo, desde "unos alemanes que salieron completamente desnudos porque les habían desvalijado todo", hasta varias discusiones donde las armas blancas han estado presentes. "Esta no ha sido la única vez en la que se han utilizado cuchillos", apostilla. Otro testigo de los hechos agrega que incluso se han puesto a practicar el sexo en la azotea del inmueble, de una sola planta de altura, a la vista de los vecinos, entre ellos menores.

Los residentes de la calle aseguran que el número 6 es un foco de prostitución y de venta y consumo de drogas, donde a cada momento tienen que solicitar la presencia de la policía debido a los altercados que se suceden prácticamente todos los meses. "Hasta 15 en lo que llevamos de año", declara otro de los afectados, quien solicita la instalación de cámaras de seguridad para así conseguir disuadir la presencia de personas problemáticas en este punto de la calle Molino de Viento.

Los afectados preparan una cacerolada para mañana, a las 20.00 horas, en la plaza de la Concordia para así dar visibilidad a un problema que afecta a sus vidas diarias y que también origina inseguridad junto a un colegio con 300 alumnos. Durante el último año y medio han mantenido reuniones con el subdelegado del Gobierno y la Policía Nacional, así como el anterior concejal de Distrito Centro. "Nada, pasan de nosotros olímpicamente". Y, mientras no cambie la situación, siguen evaluando mudarse. "O hacemos algo para dar a entender a la gente de que existe un problema y que lo tienen que solucionar las autoridades, o nos vamos. No hay otra", sentencia otro vecino.